Hace unos días conocí, en la Asamblea de los Pueblos más bonitos de España que de celebro en Chinchón, a Patricia Martin, la Alcaldesa y a Raul Martin, el Teniente Alcalde de Ledesma, que me invitaron a visitar su pueblo. Les informé de mi reticencia a conducir, aunque les prometí que montaría en mi Google y me daría una vuelta por allí.
Ledesma es un pueblo al norte de Salamanca en el cauce alto del río Tormes. Tiene unos 1700 habitantes y por lo que me contaron es un buen sitio para vivir.
No se tiene constancia de que por allí anduviera el Lazarillo, pero de lo que hay vestigios es de la presencia romana por un “verraco” de piedra y por uno de sus puentes al que llaman Puente Mocho que. está catalogado como Bien de Interés Cultural.
Ledesma es uno de los pueblos más bonitos de España y tiene una interesante historia, en la que destaca don Beltrán de la Cueva, valido de Enrique IV de Castilla, a quien se le atribuyó la paternidad de la infanta Juana, conocida en la historia con el sobrenombre de “La Beltraneja”, que debería haber sido la reina de Castilla en vez de su tía Isabel; aunque ahora no es el momento de hacer análisis históricos.
El caso es que en el año 1462 se cede el señorío de realengo de Ledesma a Beltrán de la Cueva, comenzando así la andadura del Condado de Ledesma y una de las épocas de mayor construcción de infraestructuras que llegará hasta el siglo XVII y se le concede el privilegio del mercado semanal de los jueves, un gran punto de intercambio entre los artesanos y comerciantes del reino, y el del mercado del Jueves de la Ascensión, el mayor comercio de bueyes de España hasta hace 70 años.
Así pues Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque, se convierte en el primer conde de Ledesma e impone su escudo a la Villa que, desde ese momento y hasta la disolución del régimen señorial en el siglo XIX, pertenecerá a sus legítimos descendientes.
Entre sus monumentos hay que destacar:
Iglesia de Santa Maria la Mayor. Está considerada como una de las joyas del gótico hispano-flamenco de la provincia de Salamanca por lo que fue declarada en 2002 Bien de Interés Cultural.
Iglesia de San Miguel, Ubicada dentro del recinto amurallado, actualmente es la sede del Centro de Interpretación Histórica de Ledesma,
Iglesia de Santa Elena, Situada extramuros de la Villa y cabeza de uno de sus arrabales más conocidos, es un claro ejemplo del románico de la época de la repoblación, en tiempos de Fernando II de León.
Muralla de Ledesma y su Castillo fortaleza. Ledesma aún conserva gran parte de la muralla de piedra granítica que históricamente ha rodeado la Villa en su totalidad. La mayor parte de la que hoy permanece se levantó en tiempos de Fernando II de León, en siglo XII.
Casa consistorial. A finales del siglo XIV el Concejo de Ledesma tuvo que reunirse en Santa María la Mayor para hacer pública una exención del rey y años después fue cuando adquirió varias casas para constituir su sede. Es a esa época, finales del siglo XV, a la que corresponde el recoleto patio interior en el que se ubica la actual Oficina de Turismo.
Hospital de San José. El Hospital de San José fue una institución benéfica fundada por Gonzalo Rodriguez de Ledesma a principios del siglo XV.
Puentes. La cercanía del rio Tormes hace que Ledesma tenga cuatro puentes para cruzarlo, el Puente Viejo, el Puente Nuevo, el Puente Mocho y el Puente de Peñaserracin.
Casonas y Palacios. En Ledesma vamos a encontrar diferentes palacios y casonas levantados desde finales del siglo XV en adelante y que aún conserva dentro del recinto amurallado: el Palacio de Beltrán de la Cueva o Casa de los Roderos, la Casa de las Almenas, la Casa Consistorial, la Casa de los López-Chaves, el Palacio de Rodríguez de Ledesma, la Casa del Mayorazgo de los Paces, la Casa de Manuel García Godínez de Paz, la Casa de Padua, la Casa de Agustín Escudero de Dios, la Casa de San Nicolás, son ejemplo de ello.
Pero posiblemente, para los muy golosos como yo, su mayor monumento son las célebres rosquillas de Ledesma, el dulce típico de la localidad que se caracterizan por ser rosquillas elaboradas de forma manual, y de pequeño tamaño (aproximadamente de un par de centímetros de diámetro). En la actualidad se elaboran, aparte de las tradicionales, de distintos sabores como pueden ser de café.
Los ingredientes empleados son huevos, manteca, harina y azúcar. Con ellos se forma una masa a la que se le da forma de rosquilla y posteriormente se hornea, dando lugar a una rosquilla de textura áspera. Se suelen comercializar en bolsas de plástico y hay quien dice que se comen como pipas.
Pero en el breve espacio de una entrada de blog no es posible mostrar todo lo que ofrece este pequeño y bonito pueblo salmantino en el que en verano te puede sorprender hasta un concurso flamenco que celebran en su castillo.
Así que he pensado que sería mucho mejor aceptar la invitación de su alcaldesa y darme una vuelta por allí que sólo está a unos 300 kilómetros de Chinchón; y de paso también os recomiendo a vosotros esta interesante excursión. Me lo vais a agradecer.