Hay que pedir urgentemente que se abran todas las iglesias, que todos los sacerdotes disponibles se sienten en los confesionarios y todos, todos; los creyentes y no creyentes, los ateos, agnósticos, descreídos, tibios, y los que no se puedan catalogar en ninguno de estos apartados, pero hace siglos que no pisan por la iglesia; ya digo, todos, pero todos, debemos correr a confesarnos, porque lo que puede pasar, a partir de hoy, es conveniente que nos coja a todos confesados.
Pero no, lo de las confesiones lo podemos aplazar, por los menos dos semanas más, porque parece ser que sus señorías lo han pensado mejor y han decidido que lo del estado de alarma es el plan menos malo, o al menos, menos peligroso para afrontar la situación.
Tendríamos que preguntarnos qué motivaciones podrían tener los del PP, VOX, ERC, el PNV, y el reto de los nacionalistas, para votar en el mismo sentido. Dese luego, no las mismas, y desde luego, no pensando en el bien común.
En esta ocasIon los partidos políticos tenían la posibilidad de plantear planes alternativos a la propuesta del gobierno para ser sometidas a votación. Y las propuestas, todas, reconocían implícitamente que el plan del gobierno era lógico, y lo único que proponían era quitarle el mando único, y la posibilidad de controlar la movilidad y la reunión de las personas, que son la base de la desescalada que se propone.
Porque lo de dar prioridad a la salud o a la economía, es una cuestión demasiado peliaguda y nadie se atreve a plantearlo abiertamente, no sea el caso que sigan apareciendo muertos que tirarse a la cara.
El PP ha decidió abstenerse, porque el sentido de su voto ya era irrelevante, conociendo lo que van a votar los demás. Pero si de verdad estimaban que la propuesta era inadmisible, como venían pregonando, debían votar que no, para ser consecuentes; pero es más cómodo seguir nadando (léase criticando o poniendo trabas al gobierno) y guardando la ropa; por si acaso esto funciona y no es cuestión de ponerse más en evidencia, que con lo de hasta ahora ya es suficiente.
Pero todo esto no ha hecho nada más que empezar, y no echéis en olvido lo de acudir al confesionario.