Se anunciaba en la página web del Ayuntamiento de Chinchón la reunión habida para informar sobre una posible realización de la Concentración parcelaría en la vega del Tajuña.
Es un hecho la grave situación del estado de la Vega del Tajuña en el término municipal de Chinchón, debido a la proliferación de construcciones ilegales que existen desde hace ya décadas, sin que se haya afrontado el problema por las distintas Corporaciones Municipales, lo que hace que cada vez tenga una solución más complicada.
Esto, lógicamente, tiene su influencia negativa en la agricultura, lo que dificulta su rentabilidad.
Ahora, parece ser que los partidos políticos están dispuestos a afrontar el problema y buscar soluciones viables a un problema ya demasiado tiempo enquistado y con difícil solución.
Una posible podría ser la concentración parcelaría; pero habría que hacer unas consideraciones previas.
La propiedad agrícola en Chinchón está muy atomizada y son muy pocas las parcelas grandes. Cuando Chinchón era un pueblo agrícola, prácticamente todos los agricultores eran, en mayor o menor cuantía, también propietarios; aunque también había grandes terratenientes, pero con sus tierras divididas.
En la actualidad, la situación es muy diferente. Siguen existiendo los pequeños y grandes propietarios, pero agricultores hay muy pocos.
No he encontrado el dato concreto, pero en la actualidad, seguro que no llegan a 20 las familias que viven exclusivamente de la agricultura; si bien es verdad que muchos agricultores ya jubilados se “entretienen” labrando alguna de sus pequeñas fincas, principalmente de viñedos y olivares, y con ello se “ayudan” para complementar su pensión.
También hay quienes atienden sus tierras, aunque su actividad principal no es la agricultura.
En estos últimos tiempos se ha producido una especie de concentración parcelaría, sus generis; los agricultores que aún continúan con la profesión, han ido reuniendo fincas en régimen de aparceria o compra, hasta formar explotaciones agrícolas de tamaño adecuado para conseguir que sean rentables y susceptibles de una adecuada mecanización.
Pero no hay que confundirse, la problemática es muy diferente si se trata de dar respuesta a los intereses de los propietarios o a los intereses de los agricultores, que en algunos casos pueden ser, incluso, contrapuestos.
A finales de los años sesenta del siglo pasado, hubo un intento de realización de concentración parcelaría que no se llegó a realizar por la oposición de los principales terratenientes y por una deficiente información. Los más mayores aún podrán recordar el lamentable espectáculo que se produjo en el acto de información que tuvo lugar en el Teatro Lope de Vega, donde nadie fue capaz de hacer una presentación convincente de los beneficios que entonces podrían haber reportado a la agricultura de Chinchón.
Hoy la situación es muy diferente y habría que buscar y encontrar soluciones más imaginativas y audaces que diesen respuesta a todas las necesidades, tanto a la propiedad, a la agricultura y al urbanismo.
Seguro que entre todos se pueden conseguir.