El retablo principal de la iglesia fue construido en el año 1924. Está organizado por medio de dos cuerpos, dividido en tres calles más el ático. Es de madera dorada en unas zonas y verde en otras, y se sustenta por pilastras compuestas. En la restauración de finales del siglo XX se decoró policromando algunas partes del retablo, obra del pintor Luis Martínez. Posteriormente fue totalmente restaurado por Miguel Angel Laguna Villalobos, cuando se hizo la rehabilitación de la iglesia que terminó en el año 2006. El primer cuerpo tiene en su centro el tabernáculo, obra barroca del siglo XVIII. En cuya portezuela hay un relieve con la Resurrección del Señor; antes ocupaba su lugar la imagen de la Virgen del Pilar. En los laterales, como única decoración, están cuatro medallones con las cabezas de los cuatro evangelistas. Debajo, sobre el zócalo, dos bellos bajo relieves de mármol con escenas de la vida de la Virgen.
En el segundo cuerpo aparece el lienzo de la Asunción de la Virgen de Goya, que es la titular del templo y de la que ya hemos hablado en repetidas ocasiones en este blog. A los lados, sendos relieves: En la zona de la epístola, Santiago Matamoros, y al lado contrario, San Roque cuando a los apestados, obras de principios del siglo XX. Se remata el conjunto con otro medio relieve que representa un Calvario.
En el crucero hay un retablo neobarroco con una talla actual de buena calidad del Sagrado Corazón de Jesús, a sus lados, Santa Bárbara y Santa Lucía de talleres castellanos del siglo XVIII, y a los pies una escultura de la escuela de Olot del Inmaculado Corazón de María.
En la primera capilla del lado de la epístola, una escultura de la Verónica, de los talleres de Olot. Una efigie de Nuestra Señora de la Soledad, moderna, de vestir. A los lados, Jesús Nazareno y Cristo atado a la columna, imágenes actuales, y debajo en una vitrina, Jesús Yacente, también actual. También en esta capilla está la efigie moderna de la Virgen del Pilar.
En la siguiente capilla encontramos las efigies modernas de Nuestra Señora del Carmen, una buena talla de San José y otra de San Antonio. A su lado una talla moderna del Padre Rubio, sacerdote jesuita, recientemente canonizado que también desarrollo su vida pastoral en Chinchón. En el ático de su retablo una escultura de San Miguel del siglo XVIII.
En la zona del hastial el altar de Nuestra Señora de Gracia, patrona de Chinchón. La imagen es obra de vestir, siguiendo los modelos de la Virgen de Alcuza. En el lado opuesto, el altar de Nuestra Señora de la Candelaria, obra de vestir contemporánea.
En la primera capilla del lado del evangelio hay una imagen actual de la Virgen de Fátima, y una efigie de los talleres actuales de Olot de la Inmaculada Concepción.
En la capilla del baptisterio, una talla moderna de Santa Rita de Casia. Sobre un altar está el Cristo de Gracia, una obra actual, aunque imita modelos del siglo XVI.
Y para terminar el recorrido por los cuadros e imágenes de la Iglesia de Chinchón, vamos a terminar con otra verdadera obra de arte:
La imagen del Cristo Crucificado. Es una escultura tallada en madera y posteriormente dorada y policromada y representa a Jesús muerto sobre la cruz, con un cuerpo de correcta anatomía. La cabeza tiene cabellos largos, barba, bigote, los ojos cerrados y se inclina sobre el hombro derecho. El pie derecho monta sobre el izquierdo y ambos están atravesados por un clavo, como cada mano por separado. La parte de la carne está policromada para conseguir un mayor realismo. El paño de pureza presenta plegados sencillos y planos, anudándose en la cadera derecha. Está dorado. La cruz se estrecha por la parte inferior lo que indica que la obra se concibió como imagen para encabezar procesiones. Está colocada a la derecha del altar mayor, sobre un soporte de hierro dorado y de estilo renacentista plateresco de mediados del siglo XVI, que fue originariamente un hachero.
Esta obra de arte fue adquirida por don Moisés Gualda Carmena en el año 1990. Procede del Alto Aragón, y es una escultura de Arnao de Bruselas. Su estilo se corresponde con el de la escuela escultórica aragonesa de mediados del siglo XVI. Se trata de una obra renacentista en la que se pueden apreciar influjos del escultor valenciano Damián Forment, que trabajó mucho en Aragón.