Posiblemente, por mi vocación de Eremita me gustan los lugares recónditos y apartados del mundanal ruido, esos pueblos pequeños, que conservan su sabor antiguo y que rezuman paz, tranquilidad y silencio.
Y en búsqueda de un lugar ideal donde retirarme, me he encontrado con este que reúne todas estas condiciones y además esconde tres joyas únicas del románico.
Taüll es un encantador pueblecito de casas de piedra situado en un entorno natural pirenaico de primer orden, encaramado en el célebre valle de La Vall de Boí. Los paisajes del Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de Sant Maurici son fabulosos, además de un escenario ideal para las actividades de turismo activo y los deportes de montaña, pero todavía los superan las iglesias románicas de Santa María y de San Clemente, ambas del siglo XII y declaradas Patrimonio de la Humanidad.
El pequeño pueblo tiene solo 266 habitantes y se encuentra elevado a cierta altura dentro del valle de Sant Martí, uno de los pequeños valles subsidiarios del valle de Boí. Se trata de un terreno de alta montaña, configurado por prados, bosques, arroyos y picos que se elevan bastante más allá de 2500 metros.
La tradicional fuente de ingresos del lugar ha sido la ganadería combinada con la producción de pastos, cereales, patatas y legumbres, así como la explotación forestal. Aun así, el turismo es actualmente la principal fuente de riqueza.
El nombre de Taüll proviene de la expresión vasca Ata-Uli, que significa "el pueblo del puerto". Y es que antiguamente, al valle de Boí se accedía por un puerto de montaña que iba a parar primero a Taüll, conocido como "el portal del Valle". Esta circunstancia propició una gran expansión en época medieval, coincidiendo con el desarrollo de los condados catalanes. Su importancia queda patente por la existencia de las tres iglesias románicas en su núcleo urbano.
Su rico patrimonio románico es el principal atractivo de Taüll, que cuenta con dos iglesias declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2000, el contexto de las iglesias románicas de Vall de Boí: Santa María y San Clemente.
La iglesia de San Clemente de Taüll, localizada en la parte baja del pueblo, es la obra más emblemática del románico catalán. Data del siglo XII y es de estilo románico lombardo. Destaca por una impresionante torre campanario de seis pisos y por el conjunto de pinturas murales que se puede ver, aunque la más importante de todas es el Pantocrator del ábside central, que pude admirar en una visita que hice al Museu Nacional d'Art de Catalunya, en BARCELONA, y que aparece mil veces reproducida en los libros de texto como ejemplo de la pintura románica.
La iglesia de Santa María de Taüll se encuentra en la plaza Mayor y también es de estilo románico lombardo del siglo XII, con una torre campanario de cinco pisos. Igualmente, se puede ver una reproducción de las pinturas murales del interior, cuyos originales están en el MNAC.
El núcleo de Taüll todavía tenía una tercera iglesia románica, San Martín de Taüll, de la que solo se conservan algunos vestigios. Finalmente, San Quirico de Taüll (siglo XII) es una ermita de una sola nave y ábside situada un centenar de metros por encima del núcleo urbano, junto a la urbanización de El Pla de l'Emita, a la que da nombre.
Un lugar ideal para retirarme... cuando decida dejar Chinchón.