“No me negarán que no es un milagro escuchar el anuncio de una ley con partidas extraordinarias en Sanidad, Ciencia, dependencia, becas o vivienda. No me digan que no es milagroso que en plena crisis, gastemos más que nunca.... Es el milagro de la multiplicación de los votos y los peces. Y ahora. Muy en serio. Milagro es que esté hoy aquí, bienvenidos”
Esto, entre otras cosas decía Ana Rosa Quintana el día de su vuelta a televisión, dando a entender que la curación de su cancer era un milagro y que invertir en sanidad y ciencia era un despilfarro innecesario en estos tiempos de crisis.
No se si su tratamiento del cancer lo hicieron en la sanidad pública o, probablemente, en la privada, que ella tiene dinero para pagarlo; y es posible que por eso no considere necesario invertir en la sanidad pública.
Yo también he pasado un cancer, y estoy contándolo no por un milagro sino por el tratamiento que he recibido en la Sanidad Pública y la profesionalidad de los médicos y enfermeras, ( o médicas y enfermeros ) que me han atendido durante los dos últimos años, y gracias a las inversiones que se han hecho en investigación y en infraestructuras sanitarias.
Yo tengo que decir que la Sanidad Pública en Madrid es muy buena, comparable y posiblemente mejor que las mejores de todo el mundo.
Entonces, ¿Tiene razón Isabel Díaz Ayuso?
Pues no. Vamos a matizar. La Sanidad pública hospitalaria de Madrid es muy buena, a pesar de las carencias de personal, que la suplen los sanitarios con entrega y profesionalidad. El problema está en la sanidad de Atención primaria y en las urgencias, que está desatendida desde la pandemia.
En la práctica, es una misión imposible conseguir una cita para solucionar una necesidad importante, y eso hace que se acuda a las urgencias que, así, se ven colapsadas.
No hay milagros; si no hay dinero, no habrá medios, y si no hay medios, habrá mala atención.
Nuestras autoridades autonómicas no paran de decirnos que hay que bajar los impuestos (y muchos lo aplauden y, lo que es peor, los votan) y lo que en realidad nos están diciendo es que tendremos peor sanidad, peor enseñanza, menos seguridad, peores servicios; pero que eso no importa porque podremos acudir al sector privado...
Si, claro, ¿ Pero los que no puedan ?
Pues, como dijo un día, en el Congreso de Diputados, la hija de Fabra:
¡Que se jodan!
Porque, desde luego, no hay milagros.