Dicen que los hombres no somos capaces de hacer dos cosas a la vez, y que, en cambio, las mujeres sí son capaces de hacerlo. La televisión deben dirigirla los hombres, porque no son capaces nada más que tratar un solo tema al mismo tiempo.
Fue primero, la huida del emérito, luego, y durante mucho tiempo, la pandemia, después el volcán de La Palma, a continuación las facturas del hermano de Ayuso y la caída de Casado; aunque esto duró poco, afortunadamente para ellos, porque llegó la invasion de los rusos.
Ahora estamos todos aterrados, pero dentro de poco, seguro que ni nos acordamos, como ya hemos olvidado lo de Urdangarin, lo de los menas y otras noticias que acapararon nuestra atención durante unas cuantas semanas.
Porque no sé si sabréis que sigue habiendo otras guerras y otras noticias aunque ahora estén eclipsadas por lo de Ucrania, que dentro de poco pasarán a un segundo plano, o porque aparezca otra noticia impactante, o,porque los responsables de los medios de comunicación decidan que no es cuestión de cansar al personal y se olviden de esta guerra, aunque la gente allí siga sufriendo.
No me atrevo a opinar sobre esta guerra; aparte, claro está de condenarla como se deben condenar todas las guerras. Pero escuchando lo que se dice en las tertulias de televisión y en los comentarios de los periódicos, creo que hay mucha demagogia y mucha hipocresía circulando por ahí.
¿Debe la OTAN y Estados Unidos entrar en la guerra? ¿Son suficientes las sanciones económicas? ¿Se deben mandar armas a Ucrania para que les masacren más despacio? ¿El mundo puede permitirse una III Guerra mundial?
¿Cómo se puede parar la locura de Putin? ¿Alguien puede pensar todavía que Putin es comunista?
Lo dicho, que no me atrevo a opinar sobre esta guerra, y que la tele la dirijan las mujeres.