Slogan: (Se pronuncia aproximadamente 'eslógan']. Se define como: "Frase corta y que se puede recordar fácilmente, que se usa para vender un producto o para aconsejar a la población sobre algo".
Ahora estamos muy acostumbrados a los SLOGANS. Están hasta en la sopa, y nunca mejor dicho, porque fueron las sopas unas de las que primero empezaron a usarlos para animarnos a tomarlas.
Pero es en política donde mas proliferan, sobre todo en tiempos de campañas electorales. Pero claro, cuando los sologans los hacen los profesionales de la publicidad suelen ser ingeniosos y suelen cumplir con su objetivo. Cosa bastante distinta es cuando los hacen los aficionados y, desgraciadamente, en política hay demasiados.
Cuentan que, allá por los inicios de la transición coincidieron dos mensajes casi idénticos en la propaganda del PNV vasco y de la UCD, con intencionalidad totalmente opuesta.
El otro día publicaba los SLOGANS que han utilizado los contendientes en la campaña electoral de las municipales en Chinchón, y también hay una cierta coincidencia: "HACEMOS PUEBLO" y "HACER POR CHINCHÓN" del PP y del PSOE.
Lo de "EL CAMBIO NECESARIO" parece lógico viniendo de una nueva formación sin experiencia de gobierno municipal, y también apuntan hacia donde quieren dirigir el cambio cuando se auto-denominan "Transparencia y Servicio".
No obstante, yo en esto de los SLOGANS no creo demasiado.
¿O es que alguno de vosotros se ha llegado a creer que COCA COLA es "LA CHISPA DE LA VIDA"?
Aprovecho también para trascribir el artículo que Juan José Millás publicó el pasado día 15 en El País, sobre este mismo asunto, como no podía ser de otra forma, lleno de ingenio y de originalidad, y que tituló:
Aprovecho también para trascribir el artículo que Juan José Millás publicó el pasado día 15 en El País, sobre este mismo asunto, como no podía ser de otra forma, lleno de ingenio y de originalidad, y que tituló:
Perplejos
En la campaña electoral, como en la vida, influyen más los mensajes ocultos que los visibles. De hecho, los visibles son un puñado de lugares comunes a los que no prestamos atención. ¿Qué ocurriría, en cambio, si los candidatos dieran sus mítines bajo una pancarta en la que se leyera: “Votadme, soy un corrupto”? Ese eslogan no está a la vista, claro, pero sí en nuestras cabezas, colocado allí por una diabólica propaganda subliminar y reforzado por quienes aplauden a los gánsteres a la salida de los juzgados o quienes abrazan por la calle a los líderes y a las lideresas que, además de haberse llevado el dinero, nos han comido la moral.
Otro eslogan invisible de mucho éxito es aquel que dice “Votadme, soy idiota”, que no excluye al anterior porque se puede ser idiota y corrupto al mismo tiempo. Al de “Soy idiota” se le añade sutilmente a veces un “como vosotros”. “Soy idiota como vosotros”. El discurso de los candidatos o candidatas (no queremos invisibilizar a nadie) partidarios del “Soy idiota” suele consistir en negar lo evidente (nunca hablé con ese señor, siempre digo lo que pienso, no había oído hablar de esa empresa…). Y quizá, por lo que a mí respecta al menos, el mensaje sea cierto, soy un idiota, pero aspiro a ser sabio, como miles de compatriotas. ¿Por qué no hay anuncios electorales que promocionen el talento?
¿Más eslóganes enmascarados? Los que rezan, sin ir más lejos, “Soy un extremista de centro, o un antisistema sistemático, o un ultra del sentido común o un Republicano monárquico”. Desconcertante, ¿no? Frente a una campaña de semejantes características, las encuestas deberían incluir categorías nuevas entre los encuestados. Sabemos que hay un 35% de indecisos, bien, pero cuántos perplejos.