“La gloria, honra y explendor de las Ciudades y poblaciones no se deben medir por lo magnífico de sus edificios, por lo inexpugnable de sus muros, por lo incontrastable de sus fuertes; debe nivelarse por las virtudes de sus vecinos. La ilustre villa de Chinchón, puede colocar sobres sus escudos lustrosos preciosos laureles, habiendo tenido tantos hijos, bien famosos en nuestra provincia castellana, y no menos que todos, los exclarecidos, venerables padres, Fray Thomás de Perogordo y Fray Diego Ruiz; ambos respiraron los primeros alientos en la referida Villa.”
Esta frase la escribió Fray Diego Álvarez, Predicador General de la Exclarecida Provincia de Castilla de la Regular Observancia de Nuestro Padre San Francisco, y Sacristan Mayor del Convento de Santa María de Jesús (vulgo San Diego de Alcalá) Primado Monasterio de esta Ilustrísima Ciudad de Alcalá de Henares.
He transcito lo anterior para dar a conocer a otro ilustre pasiano de Chinchón, Fray Tomás de Perogordo, del que ya teníamos noticia por el libro de don Narciso del Nero, pero que ahora me lo ha recordado un pariente suyo, Angel Luis Jimenez Conesa, que conocí hace unos días en el Archivo Histórico de Chinchón, donde buscaba información de su familia de apellido Perogordo, para hacer un arbol genealógico.
Me facilitó varias fotocopias de dos libros en los que se recogen la vida y milagros (nunca mejor dicho) de este paisano nuestro que nació en Chinchón, el 14 de noviembre de 1653, que ingresó en el Convento de Santa María de Jesús de Alcalá de Henares, donde hizo profesión solemne para el Seráfico Instituto para religioso lego el día 26 de octubre de 1677.
Allí ejerció como limosnero, llevando una vida de entrega a sus hermanos y de extrema penitencia, escribiendo, incluso, un librito titulado “Protestación de la Fe” para ayudar a los ignorantes en el ejercicio de las virtudes Teologales. Se le atribuyeron varios milagros y los últimos años de su vida los consagró a la enseñanza de los jóvenes novicios. Aunque no era de amplia cultura, era aficonado a la poesia. Murió a las once de la noche del día 9 de enero de 1720, “contando su edad sesenta y siete años no cumplidos”.
Como muchos de vosotros ya conocéis, el Ayuntamiento de Chinchón dedicó hace unos años, una calle a este ilustre paisano nuestro Fray Tomás de Perogordo.
Además de los dos frailes mencionados, alude también a Fray Juan de Quintarnaya, también natural de la vida de Chinchón, que profesó en el mismo Convento de Alcalá de Henares.
Los dos libros, a los que he hecho mención son:
“Memorial Ilustre de los Famosos hijos del Real, Grave y Religioso Convento de Santa María de Jesús (Vulgo San Diego de Alcalá) Primado Monasterio de esta Ilustrísima Ciudad, Paladín Seráphico, que produxo tantos varones sabios, cuyas brillantes luces, en cuna, virtudes y letras hicieron gloriosa su fundación, que hizo el Ilmo Señor D. Alonoso Carrillo de Acuña, Arzobispo de Toledo, primado de las Españas y Canciller Mayor de Castilla.
Escrivele Dr. Diego Alvarez, Predicador General de la exclarecida Provincia de Castilla de la Regular Observancia de N.P.S. Francisco y Sacristan Mayor de dicho Convento.
Le consagra a la Hermosísima Auroda de el Mejor Sol Santa María Jesús, por mano de don Vicente Julian Bentura de Alfaro cavallero de el Hábito de Santiago, Ayuda de Cámara de su Magestad y Sindico de este Convento.
Con licencia: en Alcalá, en la imprenta de doña María García Briones, impresora de la Universidad. Año 1753.”
El otro libro es:
“Chronica Seraphica, dedicada a N.Rmo.P.Fray Juan de Soto, Comisario General de toda la Orden de N.P.S. Francisco en esta Familia Cismontana y de las Indicas & c.
Escrita por el R.P. Fr. Eusebio González de Torres, Ex-Lector de Sagrada Theologia, Padre de la Santa Provincia de Castilla de la Regular Observancia de N.P. S. Francisco y Chronica General de su orden. Sexta parte. Año 1725".
La imagen corresponde a San Diego de Alcalá que se venera en la Iglesia del Monasterio de las Madres Clarisas de Chinchón.