Unas fiestas sin toros, sin procesiones, sin reinas de las fiestas y sin atracciones musicales.
Seguro que alguna jovencita había soñado que este año ella podría ser la reina de las Fiestas, pero todo quedó en eso, un sueño.
También faltó el pregón de las fiestas que alguien había preparado y quedó en el limbo de su ordenador.
Las competiciones deportivas para los niños que llenaban toda la mañana de este día, también quedaron aplazadas dejándonos sin conocer las jóvenes promesas de nuestro deporte.
Echamos en falta el programa en el que el señor Alcalde nos mandaba sus buenos deseos para todo el año y daba la bienvenida a los forasteros que venían a celebrar las fiestas con nosotros y donde el señor cura nos invitaba a ser un poco mejores.
Tuvimos que visitar a San Roque presidiendo el altar mayor de la Parroquia porque su ermita no permitía el distanciamiento requerido por la normativa sanitaria.
Y hemos vivido unas “no fiestas” como no se recordaban, pues desde que terminó la guerra en el año 1939 siempre habían estado con nosotros.
Pero esta tarde me he pasado por el despacho de Las Lolas para comprar unas tortas, como las que solía sacar en la almoneda, animada por Machaco o el Pajero y que después nos las comíamos sentados en los bancos de la plazuela de San Roque.
Esta noche hemos repetido la costumbre pero en un silencio y una soledad desacostumbrada en un día de descanso de las fiestas de Chinchón.
Elevamos nuestras plegarias a nuestros santos Patronos La Virgen de Gracia y San Roque para que intercedan por todos nosotros y el año que viene podamos celebrar, ya todos juntos, las Fiestas de Chinchón y de todos los pueblos de España.
Cronista: Celedonio Ramírez y Martínez..
Nota: El nombre del cronista es un seudónimo y por lo tanto no tratéis de identificarlo. Seguro que los más perspicaces ya tenéis una idea de a quien puede corresponder.