El candidato subió al estrado
ante la expectación de todos los que se habían reunido en la plaza del pueblo.
Estaba nervioso porque era la primera vez que hablaba en un mitin político y
nunca acostumbraba a emplear palabras grandilocuentes en sus discursos. Y
empezó así:
“Hoy no vengo a prometer, porque
os mentiría, que voy a solucionar todos
los problemas del pueblo. No puedo prometer que si me votáis, se habrá acabado la crisis. No puedo prometer
que se crearán los quinientos puestos de trabajo que faltan para que haya pleno
empleo en el pueblo. No puedo prometer que si soy vuestro alcalde voy a
conseguir que todos seáis más felices.
El lunes, después de las votaciones, si me habéis votado, seguirá
habiendo ricos y pobres; listos y tontos; guapos y feos; inteligentes e
idiotas. Pero desde entonces; desde el mismo lunes, el martes, el miércoles y
todos los días de la semana, empezaré a trabajar para que haya menos
desigualdades. Que los tontos sean menos tontos, que los pobres sean menos
pobres, y a poder ser, que los guapos sigan siendo guapos y que los ricos sigan siendo ricos, aunque
tengan que pagar un poco más de impuestos, que para eso son ricos.
No os prometo nada, porque demasiadas veces hemos visto que las
promesas no valen nada; pero os aseguro que voy a trabajar para hacer que este
pueblo sea, cada día, un poco menos malo. Vamos a intentar que se cumpla la
ley, y que todos los vecinos seamos un poco más solidarios…. “
Y siguió así durante unos minutos
más, sin prometer nada. El domingo siguiente fueron las elecciones y las ganó
el candidato que había prometido más; el que dijo “puedo prometer y prometo”,
aunque en las elecciones anteriores había dicho lo mismo y no cumplió con ninguna
de sus promesas.
Y es que nuestro candidato; el
que nunca había utilizado palabras grandilocuentes en sus discursos, el que no
estaba acostumbrado a dar mítines, como no quería engañar a sus vecinos, pensó
que era mejor no prometer en vano. Y se equivocó.
NOTA: Mañana son las elecciones autonómicas en Andalucía. ¡Que Dios les coja "confesaos" a los andaluces! ¡Y que acierten en la elección, por la cuenta que les tiene!