La Cámara de Comercio de Madrid ha editado en el año 2010 un libro que ha titulado: “Un viaje en el tiempo: GENERACIONES DE COMERCIANTES”, del que es autor Alberto Delgado Cebrian, y en el que hace un amplio recorrido por los antiguos comercios de Madrid que han permanecido abiertos hasta nuestros días. Entre ellos, ha seleccionado la Ferretería Marcitllach de Chinchón, dedicándola un amplio reportaje, que por su interés, quiero ofrecerlo a todos los lectores de este blog. Dice así:
“Ayer. Hay comercios centenarios que tienen una fecha oficial de comienzo, pero en realidad venían funcionando bastante tiempo atrás. Esto ocurre con la ferretería Marcitllach, que oficialmente data de 1876, pero que hay papeles en la familia que se remontan a 1810. Nos conformamos con la primera fecha y consideramos como fundador a don Atenodoro Marcitllach Iglesias, que procedente de Olot, en Gerona, montó en Chinchón una tienda que no sólo era ferretería sino, algo usual en la época, vendía productos de droguería, coloniales, y otros que necesitaban los habitantes de Chinchón y otras localidades cercanas.
A don Atenodoro le sucedió, en 1909, su hijo Gonzalo Marcitllach Moreno, que estuvo al frente del establecimiento hasta 1920. A partir de aquí se van sucediendo tres hermanos, hijos de Gonzalo: Gonzalo Marcitllach Ortiz de Zárate regentó el establecimiento hasta 1932, le siguió Juan y, en 1944, Ángeles, que en el año 1956 traspasó el negocio a su hijo Gonzalo Gómez Marcitllach, a quien sucede su hija Rosario Gómez Santiago, miembro de la sexta generación de la familia, que está al frente del establecimiento en la actualidad, y desde que era muy pequeña gustaba de acompañar a su padre en la tienda.
La fachada se conserva igual que hace 134 años, lo que la convierte en una pieza histórica. El interior sí ha cambiado, entre otras cosas porque Rosario decidió prescindir de algunos de los productos que venían vendiéndose desde mucho tiempo atrás, y otros más recientes, como electrodomésticos y televisores, que se vendieron en el periodo de 1962 a 1978.
En la actualidad en la tienda se venden, además de productos de ferretería, que constituyen el núcleo principal, los correspondientes a droguería y material eléctrico.
Marcitllach sigue siendo un referente emblemático de la bella localidad de Chinchón.
Hoy. Doña Rosario nos quiere destacar, por encima de todo, la figura entrañable de su padre, don Gonzalo Gómez Marcitllach, que fue un hombre ejemplar, amante de su pueblo, del que fue alcalde, que contribuyó decisivamente a la ampliación del Instituto y de la industria textil y que trataba a la gente con honestidad y cariño. Cuando un cliente se encontraba en dificultades, no le importaba fiarle, y por eso se granjeó el afecto de cuantos le conocieron y trataron.
Chinchón es una localidad pequeña, en torno a los 5000 habitantes, y Marcitllach es la única ferretería, porque las que se instalaron fueron desapareciendo. La clientela se mantiene durante generaciones, no solo de Chinchón, sino de toda la comarca.
No es un sitio comercial, pero sí un centro turístico de primer orden, El Turismo repercute favorablemente en los establecimientos hoteleros, apenas en la ferretería, pero siempre es bueno que acudan visitantes y doña Rosario está orgullosa de la fama de belleza y cuidado que caracterizan a Chinchón.
La crisis económica se nota, como es natural, pero a doña Rosario no le preocupa demasiado, porque sabe que tiene un comercio firmemente asentado en la localidad, como lo está en su historia. Le gusta lo que hace, Se sabe depositaria de cinco generaciones de honrados comerciantes y le gustaría que la tradición familiar continuara en el futuro. Su hija ha encaminado su actividad profesional por otros derroteros, pero su hijo ya ayuda a su madre. Adrián lleva en la sangre un gran instinto comercial. El mismo que llevó a sus abuelos y bisabuelo a llegar a tener varias tiendas en Chinchón.
Lo que está claro es que el camino abierto en 1876 por don Atenodoro Marcitllach ha sido continuado y ensanchado por sus sucesores. Y que en el conjunto de comercios de Madrid y su Comunidad la ferretería Marcitllach es un claro ejemplo de cómo se puede seguir la tradición familiar sin dejar de adaptarse a las exigencias de cada momento.