Toda mi vida laboral se desarrolló en la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, desde octubre de 1965 a enero del año 2000. Luego se llamó Cajamadrid y años después, en el año 2010, pasaría a llamarse Bankia, pero eso ya no lo viví laboralmente.... Y ahora es CaixaBank.
Tampoco viví el cambio de pesetas a euros, pero si fui testigo del desembarco de los políticos en las Cajas de Ahorro, que se produjo en el año 1985 bajo el mandato del PSOE. Entonces entraron los representantes de los partidos políticos, de los sindicatos y de las administraciones locales y autonómicas en los consejos de administración y en la dirección ejecutiva de las Cajas de ahorro; lo que marca el principio del fin de lo que fueron estas entidades Benéficas hasta entonces.
Las Cajas de Ahorros y Montes de Piedad, nacieron con un objetivo de luchar contra la usura y dar un servicio bancario a las clases populares que no estaban suficientemente atendidas por los bancos, y tuvieron su gran expansión en los años 60 del siglo pasado.
Su negocio era la compra-venta de dinero con unos pequeños márgenes que, por el gran volumen de negocio, era suficiente para ofrecer servicios bancarios gratuitos a sus clientes.
Como anécdota, casi desconocida, cuando termina la guerra civil, como Madrid había estado en Zona Republicana, el Estado no reconoce el valor del dinero emitido por la República y la Caja de Madrid vende parte de su patrimonio para que sus clientes recuperaran algo de sus ahorros que tenían allí depositados. Y es que entonces, si que se miraba por los clientes. Esa era la filosofía que nos inculcaban y que los empleados de entonces teníamos.
Pero ya digo que a partir del año 1985 cambiaron las cosas. En Cajamadrid desembarcó el Sr, Terceiro de manos del PSOE, y años después llegaron el Sr, Blesa y el Sr, Rato de la mano del PP... y pasó lo que pasó.
Mientras, nos fuimos olvidando de lo de la compra-venta del dinero, y llegaron las “preferentes”, las comisiones, las tarjetas, los cajeros... ¿Para qué seguir si es todavía reciente y sobradamente conocido.
Y la situación actual es poco halagüeña. Para ir a la caja tienes que pedir cita previa como en la Seguridad Social, te cobran comisiones por todo, te tienes que entender con un cajero... automático, claro; no tardarán mucho en cobrarte por domiciliar los recibos, y tu dinero no tiene ningún valor, y si quieres rentabilidad tienes que contratar fondos de inversión que no te garantizan que no vayas a perder tu dinero.
Y como ya no es rentable lo de estar cerca del cliente, están cerrando sucursares. En fin, que, a pesar de haber sido profesional, ahora ya no entiendo casi nada de ese negocio.
Pero no hay solución; no tienes posibilidad de cambiarte a otra entidad, porque todas son iguales y es difícil encontrar diferencias, como no sea en su publicidad, que tampoco es muy creíble.
Solo tengo una cosa bastante clara, que aquello de que el cliente era importante, ya no es verdad y, con sus políticas de atención al cliente, las nuevas entidades, aunque conserven la palabra “Caja” en su anagrama, nos lo están recordando cada día.
Nota: La que fue la sede principal de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad en la Plaza de las Descalzas de Madrid, es ahora un Hotel de lujo llamado The Madrid EDITION, en el que ofertan habitaciones a 750 euros diarios, poco recomendable para las clases populares. Me pregunto qué pensarían el Padre Piquer, el Marqués viudo de Pontejos o Francesc Moragas, si levantaran la cabeza.