Es sinónimo de empacho o atracón. Posiblemente, con esto de la pandemia y los confinamientos nos hemos dado demasiado atracones de muchas cosas que nos han llevado al empacho y ha desembocado en el hartazgo de lo que hasta ahora nos parecían interesante.
El fútbol, por ejemplo, como no había nada mejor que ver en los largos días de confinamiento, nos tragábamos el partido nuestro de cada día y dos o tres más los sábados y domingos, entre ligas, copas, champions, y ligas foráneas, que a todo nos apuntábamos.
Y no digamos la política; telediarios, tertulias, magazines, especiales y demás formatos que nos metían a Sánchez, Casado, Iglesias, Abascal, e incluso a la Ayuso, no digo en todas nuestras casas, sino hasta en la sopa nuestra de cada día.
Y el famoseo; ya nos conocemos todas las miserias no solo de la Pantoja, de los Mohedanos, de la Rociito, del Paquirrin y de Enrique Ponce, sino que también de todos los tertulianos de Telecinco que nos han servido todas sus vergüenzas por capítulos, incluyendo las de la familia Campos con Bigote Arrocet incluido, y estamos hartos hasta del salmorejo de la Esteban.
Y llegó el verano, y ¡Oh sorpresa! Descubrimos que se podía pasar sin el fútbol, sin la política y sin el cotilleo dirigido y vimos cómo era también muy interesante lo que podíamos ver en Facebook o en el Whatsapp de nuestros grupos, y ¡Hala! A gastar gigas del móvil.... hasta que también nos hartemos...
Porque somos muy dados a cansarnos de casi todo...
Yo estoy deseando de entrar un día en una pastelería para hartarme de pasteles... pero me ha dicho el médico que soy propenso a la diabetes y no es aconsejable abusar del dulce... Así que puede ser que los pasteles sean lo único que no me lleguen a producir hartazgo.
Digo yo, que el señor Florentino Pérez, que dicen que es muy listo, habrá hecho los estudios precisos para asegurarse de que el hartazgo de tanto fútbol no llegue a llenar el Bernabéu que está dejando tan bonito y que piensa inaugurar un día de estos.