Soy de Madrid porque nací en Chinchón, pero ahora no recuerdo muy bien por qué soy del Madrid. Debió ser porque cuando era pequeño jugaba Di Stefano y el Madrid ganaba casi siempre ( más o menos, como ahora ); pero lo que sí recuerdo es que era del Madrid, pero no era ni anti-atlético, si siquiera anti-Barca. Luego me fui haciendo mayor y las cosas fueron cambiando.
Ahora, ya más reflexivo, me planteo que podría ser de Madrid y del Atleti o incluso del Barca, ( que haberlos, haylos ). Pero la realidad es que lo que impera es un forofismo salvaje que se alienta desde todos los ámbitos, siempre con propósitos muchas veces no confesados e inconfesables.
Conozco quienes se alegran más con la derrota del Barcelona en Manchester que de la victoria del Madrid en Liverpool, y viceversa.
Y esto es un sentimiento que se semeja o asemeja demasiado al odio. Un sentimiento que también anida en la política, y es que convertimos a los rivales en enemigos y ya decía Bilardo que “al enemigo, ni agua”.
Me asusta descubrir ese “odio” en las páginas de Facebook de amigos y conocidos, a los que considero personas sensatas, cuando opinan de política.
Hagamos un ejercicio de superación de este nefasto sentimiento y alegrémonos también cuando ganan nuestros rivales; os aseguro que eso de estar en “estado de odio” es malo para la salud y es mucho más saludable no parecerse a los que hacen de la confrontación su bandera y del odio su estandarte.
Fíjate que hoy hasta me da pena que hayan eliminado al Barca, y pienso que la Ayuso no es tan mala Presidenta....(Aunque esto me cuesta un poco más...)