Empezó con un guiño de Cristina Cifuentes en las redes sociales, para asegurar que se quedaba; que ella no se iba. (Ya se sabe que ella es muy de guiños)
Después llegó el aplauso de más de un minuto en el Convención de Sevilla.
Luego dijo que haría lo que le pidiese Mariano...
Después, “renunció a su máster”, porque dijo que no lo necesitaba...
Por fin, después de 35 días y dos tarros de crema cosmética que aparecieron en su bolso, como estaba casi cantado, terminó dimitiendo, o dimitida, y es que ya se sabe, que los regalos, muchas veces, salen demasiado caros.
¡¡Adiós, Cristina, adiós!!