Se ha levantado un gran revuelo por la creación de una web en el Ayuntamiento de Madrid que ha sido bautizada con el nombre de "Madrid Versión Original" en la que se informara de las noticias que genere el propio Ayuntamiento y también "contestara" las informaciones que hayan aparecido en los medios de comunicación sobre la actividad municipal que, según el propio ayuntamiento, considere que no se ajustan a la verdad, puntualizando los aspectos controvertidos de las noticias.
Desde distintos periódicos y asociaciones profesionales de periodistas se ha tildado esta iniciativa como una intromisión en su labor informativa y un intento de una cierta censura.
Yo, posiblemente porque no soy periodista, no comparto estas apreciaciones profesionales y me parece muy saludable que sea el propio Ayuntamiento quien informe de toda su actividad. En el supuesto caso de que se intentase manipular la opinión pública, no sería demasiado difícil desenmascarar cualquier maniobra en este sentido y no se tardaría mucho tiempo en verificar la verdad o falsedad de lo allí publicado.
Y hay otro motivo por el que me gusta esta iniciativa; Esperanza Aguirre ha lanzado un furibundo ataque contra la web. Y si a doña Esperanza no le gusta, es que debe ser buenísima.
Yo saludaría que en nuestro pueblo se crease pronto nuestra propio modelo de "CHINCHÓN V.O." o al menos que se actualice un poco la página web del Ayuntamiento, que tampoco vendría mal.
Hoy podemos leer en el Diario Público un artículo de Arturo González que titula "Carmena se baja las bragas" y que trata de este mismo tema, y que por su interés, trascribo a continuación. dice así:
"Siguiendo el conservador y encubridor refrán de Se dice el pecado, pero no el pecador, y emulando la demoledora y policíaca sátira de Gila con su Alguien ha matado a alguien, Manuela Carmena ha rectificado la página web del Ayuntamiento de Madrid, a instancias, mejor dicho, exigencia, del representante socialista Antonio Miguel Carmona, quien en un alarde de falso progresismo confunde el culo con las témporas, sosteniendo que los periodistas no son rectificables ni identificables con sus nombres si transmiten informaciones inexactas, ya sea de buena fe o ignorancia o ya sea con mala fe y ánimo dañino. Los periódicos, por lo visto, son inatacables como no sea a través de los juzgados; no vale la concordia de la discrepancia. Pueden decir lo que les dé la gana y esperar a que les exijan judicialmente una rectificación tardía y fuera de lugar. El diario El País, pionero en el ataque a la web de Carmena, puede hablar y habla mal de otros medios, como por ejemplo el diario El Mundo, y tiene una estimable sección de la Defensora del lector, en que, con nombres y apellidos, rectifica errores propios y ajenos. Los partidos políticos también pueden decir lo que les apetezca, en su caso con nombres, como demuestran cientos de informaciones, sin responsabilidad alguna. Es mejor que el lector acierte quién es el autor del desaguisado informativo y así se entretenga y hasta cruce apuestas. El sábado pasado, en la Sexta, el expresidente de la Comunidad de Madrid y que actualmente disfruta del cargo de miembro vitalicio de su Consejo Consultivo espléndidamente remunerado con 8.500 euros mensuales, acusó a las ONG españolas de falsear y aumentar adrede los datos de la pobreza puesto que les interesa que haya muchos pobres porque si no los hubiera ¿de qué vivirían los miembros de las ONG? Tan repugnante afirmación pasa desapercibida, pero si algo parecido ocurriera en la web del Ayuntamiento de Madrid, no se habría podido informar del autor. Aquí todo el mundo, ayuntamientos, diputaciones, Congreso, Senado, ministerios, empresas públicas y privadas, Comisión Europea (que la ha retirado no porque atacase a la libertad de información, sino por creer que existen métodos más rápidos y eficaces de denuncia) pueden decir lo que les apetezca con pelos y señales, salvo el Ayuntamiento de Madrid. Resulta penoso que Manuela Carmena haya cedido a la furia censora del PSOE, por supuesto del PP, y de tanto medio de comunicación. Rectificar es de sabios, pero según qué, cómo y cuándo. Quedará en su debe. Alguien ha matado a alguien".