Vivir recluído tiene sus ventajas. Aunque estés aislado, siempre tienes una ventana desde donde asomarte al mundo exterior. El mundo visto desde una ventana es, necesariamente, diferente. Parece más pequeño y sólo tiene una perspectiva, que se hace demasiado personal y subjetiva. Pero a mí me gusta verlo así.
Se han terminado las fiestas y quiero retirarme a mi descanso. La actualidad, vista desde mi ventana, es mucho más monótona, porque hay muchos acontecimientos que pasan desapercibidos, porque ocurren lejos o demasiado cerca, porque desde aquí sólo se divisa lo que está centrado enfrente de mi ventana.
Cuando divise algo digno de ser contado, os lo trasmitiré. Mientras tanto, ya sabéis donde estoy; podéis contactar conmigo y os contestaré encantado... porque siempre estaré aquí, tras las rejas de mi ventana.
Os dejo algunas ventanas de Chinchón. Unas nuevas, otras antiguas... algunas ya no existen, han sido sustituídas por otras más modernas... pues ya se sabe, que todo pasa...