Estos últimos días estamos asistiendo a unos espectáculos inéditos en el panorama político y mediático de nuestras Españas.
Hasta ahora solo hacía falta saber que cadena sintonizabas y quién era el que hablaba para saber de antemano que se iba a decir. Pero ahora no. Asombra ver cómo, en las cadenas que normalmente se alinean con la derecha, se han lanzado a una cruzada en favor de su otrora mortal enemigo, don Felipe González, al que siempre le han acusado, como poco, de haberse enriquecido con las privatizaciones que hizo, según decían, a favor de sus amigotes, y nunca pararon de acusarle de ser la "X" en la trama de los GAL.
Pero ahora es necesario protegerle del enemigo común, que no es otro que el locuaz y deslenguado Pablo Iglesias, que solo ha insinuado lo que ellos dijeron durante años. Pero es que ahora no es cuestión de defender a los amigos, sino atacar al enemigo, al que, como decía Bilardo, no hay que darle ni agua.
Por otro lado, estamos desconcertados viendo las estrategias que todos los partidos están utilizando para propiciar o evitar las nuevas elecciones, en función de las previsiones que van augurando las encuestas. Aunque hay que admitir que en esto de los resultados que predicen los medios analizando las encuestas, muchas veces se les ve el plumero tratando de influir en su toma de decisiones.
Pero da una cierta ternura ver cómo enemigos ancestrales se unen en la defensa de una propuesta o amigos entrañables se enzarzan en discusiones bizantinas tratando de distanciarse de los que piensan pueden ser sus enemigos en las próximas y casi inevitables nuevas elecciones.
Aunque sigo pensando que todavía no está todo dicho. Falta oír lo que dicen los verdaderos "amos" de todo este cotarro, que todavía no han hablado.