Si echamos la vista atrás, y nos paramos a ver lo que se ha hecho en Chinchón en el último siglo y medio, o sea, desde el año 1868, vamos a comprobar que realmente han sido muy pocas las iniciativas que se tomaron por nuestras autoridades municipales que tuvieran una repercusión en la vida social y económica de nuestro pueblo.
En el año 1896, se firma ante el notario de Chinchón don Valerio Villalobos López, la escritura de constitución de la Sociedad de Cosecheros de Vino, Vinagre y Aguardiente de Chinchón, más conocida como La Mojona; una sociedad que supuso un cambio cualitativo para la economía y la evolución social de nuestro pueblo.
Luego llegaría la Republica y unos años después la Guerra Civil, en lo que nada tuvieron que ver nuestras autoridades, aunque supuso un estancamiento en nuestra economía, como en el resto de España.
Pero después, mientras se iban sucediendo los planes de desarrollo, la industrialización y la concentración parcelaría agrícola, nuestras autoridades no quisieron o no supieron traer hasta aquí ninguna de estas mejoras.
Bien es verdad que en el año 1951 se logró traer un Grupo Escolar de Enseñanza primaria y en el año 1988 el Instituto de Enseñanza Media, con lo que el sistema educativo estaba cubierto.
Pero la realidad era que la vida social y económica del pueblo se estaba deteriorando, así como los edificios tanto oficiales como particulares que a mediados del siglo pasado presentaban un estado lamentable.
En este estado de cosas, en España se inicia el boom turístico, y Chinchón, al estar a solo 50 kilómetros de la capital se convierte en un destino ideal.
Y el día 26 de junio de 1982 se inaugura finalmente el Parador de Turismo de Chinchón, cuyos tramites se habían iniciado en el año 1968, cuando el Ayuntamiento cede los terrenos al Ministerio de Información y Turismo.
En cuanto a la vivienda, se hicieron dos grupos de casas por el IVIMA y la Obra Sindical del Hogar, pero no se afrontó el problema del deterioro del casco antiguo que se está quedado deshabitado, a pesar de varias promociones particulares, que se realizaron aprovechando la burbuja inmobiliaria.
Chinchón dejo de ser un pueblo agrícola, pero su vega requiere una actuación que evite su degradación a la que parece estar irremediablemente abocada, a pesar de haber hecho una inversión millonaria en el sistema de riego.
Y por último es necesario afrontar una nueva reforma urbanística, pues la vigente data del año 1985 en que se aprobaban unas “normas subsidiarias”, que entonces se pensaron con carácter transitorio, en tanto se redactaba un “plan general de urbanismo” para Chinchón, y que nunca se llegó a concretar, por lo que estas normas del año 1985 son las que siguen vigentes para el ordenamiento urbanístico de Chinchón.
Sería oportuno que los partidos políticos que se presenten a las próximas elecciones municipales se marcasen el objetivo de idear un Chinchón para el siglo XXII. Adelantarse a los acontecimientos y programar las acciones para conseguir cómo queremos que sea Chinchón dentro de cien años, porque si no se hace nada, no tendremos la suerte de que nos llegue caído del cielo una oportunidad como la que se produjo cuando llegó el turismo.
Esperemos que la próxima campaña electoral sea provechosa y los contendientes nos ofrezcan a los electores unos proyectos ilusionantes que nos inviten a votarles y se olviden de las descalificaciones a que nos tiene acostumbrados la política nacional que impera en estos tiempos.