Como el aperitivo de ajos fritos, que os proponía el otro día, ha tenido mucho éxito, hoy os quiero sugerir otro, si cabe, mejor: los ajetes fritos, también conocidos como “farolillos”
Ni que decir tiene que hablamos también de ajos finos de Chinchón, porque de otras calidades y procedencias no garantizan los mismos resultados.
Se limpian los ajetes, quitando las raicillas y dejando la parte blanca y un poco de la verde. Se hace una raja vertical sin llegar a los extremos y se ponen a freír en una sartén con aceite abundante y frío. A fuego medio hasta que los ajetes adquiere una tonalidad dorada y quedan crujientes.
Se sazonan con abundante sal y se toman con un buen trago de vino.
Si no los habéis probado nunca es que no sois de Chinchón, pero si los probáis, seguro que vais a repetir.
La foto es de J.L.Carrasco.