Cuando llegas a un pueblo como turista, sueles ir a la Oficina de Turismo, donde te dan un plano muy bonito en el que te señalan las rutas aconsejadas para visitar los monumentos locales, haciendo un círculo en el lugar donde te encuentras y, algunas veces, recorriendo con una linea continua las calles por donde tienes que ir para llegar lo más directo a tu destino.
Casi nunca te recomiendan que pasees por las calles o te vayas fijando en pequeños detalles que la mayoría de las veces pasan totalmente desapercibidos no solamente para los turistas sino, incluso, para los propios habitantes que ya no advierten estos detalles que están cansados de ver todos los días.
Yo hoy, desde este pequeño blog, quiero recomendaros un paseo muy agradable. Recorrer la calle de Morata de Chinchón, desde la plaza, hasta la subida de la segunda Costanilla, fijándoos en las puertas.
Váis a encontrar muchas puertas antiguas, algunas restauradas, otras bastante deterioradas, pero que son reliquias que poco a poco van desapareciendo, porque cuando se hace la reforma de las casas, lo primero que hacen es cambiar la antigua puerta por otra más moderna. (Claro que en esta regla hay muy honrosas excepciones). Estas puertas nos ofrecen todo una lección viva de etnología.
El paseo se inicia cuesta abajo, pero hay que ser conscientes que después hay que subir... En fín, por si no os decidís, aquí os dejo las fotografías de algunas de esas puertas - las que a mí más me han gustado - para que disfrutéis de ellas hasta que os animéis a dar este paseo.