Las fotografías de la Catedral de Notre-Dame que hice en mi último viaje a París, sirvan como recuerdo del dantesco incendio que ayer destruyó parte de una de las obras de arte más impresionantes de la humanidad.
También unos versos del escritor francés Gerard de Nerval (1808-1855) que parecía predecir el suceso, en una poesía que tituló precisamente:
Notre-Dame de Paris
Aunque Nuestra Señora es muy vieja, es posible
que algún día sepulte a ese mismo París
que ella ha visto nacer; pero cuando transcurran
más o menos mil años, podrá el tiempo abatirla,
como un lobo derriba hasta a un buey, y torcer
esos nervios de hierro, y roer con sus dientes
tristemente su antigua osamenta de roca.
Para entonces vendrán gentes de todo el mundo
para así contemplar esas ruinas austeras,
releyendo abstraídas la novela de Víctor...
Y la antigua basílica creerán estar viendo,
poderosa y magnífica, como fue tiempo atrás
que se yergue cual sombra de una muerta a sus ojos.