Era viernes, 1 de julio de 1966, en la pista central de Wimbledon. Manolo Santana ganaba la final al estadounidense Dennis Ralston, en tres sets: 6-4, 11-9 y 6-4. Yo lo vi por televisión y Santana lucia el escudo del Real Madrid cosido en su polo de vestir.
El pasado sábado, 11 de diciembre, murió en Marbella a los 83 años. Le recordaremos por tantos buenos ratos que nos hizo pasar delante de la tele, cuando había pocas cosas que celebrar. Y porque era buena gente.