Ayer, a la caída de la tarde, cuando se estaba poniendo el sol, un ruido extraño se oyó por el cielo de Chinchón. Las palomas de la iglesia volaron sobresaltadas. Hubo quien pensó que nos estaban invadiendo unos hombres voladores.
El primero apareció detrás de la iglesia.
El segundo se acercó por el poniente, sobre la torre.
Pero no, no era una invasión. Era solamente que unos parapentes a motor estaba sobrevolando nuestro cielo.
Fueron cinco o seis los que se juntaron sobre nuestro pueblo, dieron una vuelta y volvieron a desaparecer...
Y nos dejaron estas bonitas imágenes del ocaso veraniego...
Y me ofrecieron la oportunidad de contar esta anécdota en el blog, hoy que no tenía nada preparado.
Fotos de m.carrasco.m. tomadas a las 19,35 del día 3 de septiembre de 2013 en Chinchón.