Hay personas que, gracias a su quehacer en su larga vida profesional, logran conseguir el prestigio y la admiración tanto del público como de su entorno profesional. Hay personas que logran llegar a su vejez con un currículum pleno de éxitos profesionales e, incluso, personales; que les permitirían vivir plácidamente un retiro o una jubilación plena, en el sentido literal de la palabra: un retiro lleno de júbilo.
Sin embargo, vemos como muchas veces esas grandes personalidades de la cultura, del arte y sobre todo, del espectáculo, no saben retirarse a tiempo y conservar su fama y su prestigio intacto. Y así somos espectadores de cómo van arrastrando su gloria y su bien ganada fama profesional, exponiéndose a la curiosidad del público, que asiste asombrado a la decadencia de los que fueron sus ídolos.
Sara Montiel, Marujita Diaz, Raphael, Vargas Llosa y un poco también, Cela; que ahora me vienen al recuerdo... y también María Teresa Campos.
Yo no sé si lo hacen por dinero o por necesidad de seguir en el candelero, pero me parece inexplicable que a sus años se presten a divulgar sus "vergüenzas" ante la opinión pública, aunque estas "vergüenzas" no sean mayores que la de la mayoría de las familias que, pobres y sin fama, prefieren "ocultarlas" a la mofa publica.
Hay que reconocer que es inexplicable que algunos de estos famosos que alcanzaron fama y fortuna, al llegar a la provecta edad en que debieran disfrutar de su éxito, tengan que arrastrarse ante la opinión pública para mendigar un poco de dinero o un poco de recuerdo.