l jueves 2 de diciembre de 2010 publiqué en este blog una CARTA ABIERTA A CARLOS HERRERA... supuestamente escrita por una empleada pública de Granada, que me ha llegado por correo electrónico, enviada por un amigo.
Ha sido una de las páginas más leídas y he recibido diversos comentarios a favor y en contra de esta carta. Hoy he tenido acceso a una réplica del periodista que publica en e “XLSemanal” que considero debo publicar para darle la posibilidad de expresar su opinión. Ël lo ha titulado:
“El «hoax» de una supuesta funcionaria y su carta bulo a Carlos Herrera”
Circula por la Red la carta de una supuesta funcionaria de Granada en la que se realizan bastantes consideraciones -particularmente demagógicas- acerca de unos comentarios de este periodista sobre el espinoso asunto del recorte de sueldo a los empleados públicos. Es un hoax. ¿Qué es un «hoax»? Un bulo de los muchos más que corretean con diferente suerte por Internet. Jamás, como afirma, he celebrado que se «meta mano» a los funcionarios, jamás he considerado el recorte de su sueldo una bendición para todos los demás, jamás he afirmado que no uso el trabajo de aquellos que se dedican a la función pública y jamás los he calificado de «panda de vagos». Podemos establecer todas las comparaciones que queramos y ver de qué manera se ha realizado el mismo recorte en otros países, podemos valorar el hecho de que miles, millones de trabajadores del sector privado también han recortado su sueldo -cuando no lo han perdido- y podemos debatir acerca de la conveniencia o no de la medida, su repercusión en el recorte del déficit público o su consecuencia final en el descenso del consumo privado por parte de un número considerable de ciudadanos. Pero lo que no haremos nunca los que tenemos dos dedos de frente es alegrarnos de que a un médico, a un guardia civil o a un profesor le den un tajo en sus, por otra parte, no excesivos ni generosos sueldos. Por demás, se pilla pronto a un mentiroso: afirma el autor o la autora de la mentira haber dejado de escuchar el programa y haberse convertido, por lo tanto, en una «ex forofa». Si de veras fuera una oyente fiel u ocasional, sabría que ése no es el término para definir a un escuchante de las mañanas de OCR: desde hace muchos años se autodenominan «fósforos», con lo que habría escrito «ex fósforo». Pero ha cumplido el trabajo travieso de quien lo ideó: un buen puñado de empleados públicos me han dirigido mensajes incendiados, deseándome alguno de ellos que me asesinara la ETA y preguntándose cómo puedo ser tan insolidario o tan despreciativo con ellos. Quede claro pues desde aquí: nunca he dicho lo anterior y no tengo nada que ver con la basura que escribe esa carta.
Ocurre con frecuencia en la Red. A Alfonso Ussía le colgaron la autoría de un artículo sobre Pedro Almodóvar que el columnista nunca escribió y que circulaba de correo en correo; en él, el autor se despachaba groseramente sobre el director manchego con un estilo que quería parecerse al del genial columnista de La Razón, pero con unas faltas sintácticas impensables en Ussía: aun así, no poca gente tragó. Como tragaron con la supuesta filiación proetarra de los componentes de La Oreja de Van Gogh: un correo saltarín se preguntaba inocentemente cómo era posible que hubieran reconocido en una entrevista con Pedro Ruiz en TVE ser afiliados a la causa Batasuna. Era mentira. Ni siquiera habían sido entrevistados por Pedro, pero a más de uno le pudo afectar y dejar de comprar un disco suyo. Lo mismo le ha ocurrido al diseñador Tommy Hilfiger, al que acusan de haber dicho en un programa de Oprah Winfrey que él no diseña ropa para negros o hispanos, ya que razas como ésas estropean sus diseños. Según la leyenda, la Winfrey lo expulsó inmediatamente del programa. Evidentemente, los dos jamás se han encontrado en un plató y a Hilfiger no se le ha ocurrido decir una barbaridad así, pero parece haber gente con tragaderas inagotables a la que le gusta recibir noticias que, en el fondo, le gusta oír. Diversas marcas comerciales han tenido que apañar sutiles campañas de desmentido a informaciones perversas convertidas en hoax: Danone reaccionó con eficacia cuando algún envenenador hizo correr que su producto Actimel era poco menos que cianuro, y Red Bull, tres cuartos de lo mismo ante una supuesta y sesuda información que aseguraba que producía efectos irreversibles sobre el hígado.
Por tanto quede claro para todos aquellos empleados públicos que se han sentido afectados por el contenido de ese hoax: jamás he escrito ni dicho nada semejante, tengo el trabajo de esa larga lista de servidores públicos en alta estima y lamento mucho su recorte de emolumentos.
Y no se crean todo lo que les mandan por correo electrónico.