En muchos políticos, no; en algunos curas, tampoco; en los que dicen defendernos, cada vez menos; en los que pregonan su honestidad, casi nada, y en los que dan lecciones de moralidad... De esos es mejor huir lo más rápido que podamos.
Y es una lástima tener que ir por la vida desconfiando de todo el mundo. A este paso nos vamos a quedar sin ningún referente para tomarle como ejemplo de conducta.
Después de lo de Soria,(la ciudad no, el ministro), lo de Ausbanc, lo de Manos Limpias, lo del alcalde de Granada (con el que, por cierto, compartí mesa en una cena); de la multa de hacienda al señor Aznar, émulo de Monedero; poco a poco, se nos van cayendo todos los palos de nuestro modesto sombrajo y eso ahora que estamos a punto de hacer nuestra declaración de la renta del año pasado.
Y mientras tanto, todos los líderes políticos diciéndonos que ellos no han tenido la culpa de no llegar a los acuerdos para formar gobierno. Y es el momento de hacernos la pregunta que encabeza el artículo: A estas alturas, ¿En quién podemos creer?
Pues aunque podamos equivocarnos, no hay más remedio que seguir creyendo en alguien o algo... Y si no terminan de ponerse de acuerdo, tendremos que volver el mes de junio a votar... Por lo menos para poder seguir creyendo en nosotros mismos....