“¿Es ahí la guerra?” Preguntaba Gila: “¿Que digo que porqué no hacemos una tregua, porque es Navidad?”
Y es que cuando se acercan estos días de Navidad, parece que nos acordamos de que tenemos que ser un poco mejores, que tenemos que acordarnos de esos que hemos ignorado durante el resto del año, y que tenemos que ser felices, porque es lo que nos dicen nuestros amigos que durante estos días nos están llenando el Whatsapp, el I mail, y el Facebook de frases hechas, de dibujitos con ángeles, muérdago, renos y “Papas Noeles” y de “felicitaciones” copiadas de internet, que para que nos vamos a molestar en pensar algo original si allí vamos a encontrar cosas más bonitas, y sobre todo, que es mucho más cómodo y no tenemos que pensar.
¿Pero os habéis dado cuenta que cada vez se mandan menos nacimientos?
Pues yo pienso que sería mejor que esto no fuese una tregua como la de Gila, y que de vez en cuando nos acordásemos más de los prójimos (y se lo dijésemos) y sobre todo que nos ocupásemos de hacer la vida más agradable a los que tenemos a nuestro alrededor, aunque sea febrero, junio o, incluso agosto y septiembre, que estamos de vacaciones.
Y que en estos días, los que se dedican a la política, también se apliquen en ser menos agresivos y que esto les dure también todo el año.
Pero no os hagáis ilusiones, que esto es cíclico, y lo digo por experiencia, a lo más que podemos aspirar es que estas Navidades sean, como mucho, una tregua en esta vida de confrontación y mala convivencia pública que nos ha tocado vivir.
Pero que por decirlo que no quede:
¡Que seáis felices, coño!