Y posiblemente, la característica fundamental del forofismo es la beligerancia. Un forofo de verdad nunca se limitará a disfrutar de los éxitos y sufrir lo fracasos de sus colores (deportivos o políticos) o sus creencias. Tendrá que celebrar ostentosamente los éxitos, sobre todo si son a costa de “sus enemigos”, tendrán que “justificar” los fracasos por la confabulación de elementos foráneos, nunca por los errores propios y sobre todo, tendrá que alegrarse por las desgracias de sus contrarios.
Porque otra característica es la necesidad imperiosa de encontrar a un enemigo o causa ajena a quien achacar los males propios. Puede ser un árbitro, los estamentos oficiales o los contubernios varios que les rodean y que están trabajando denodadamente para hacerles la puñeta. Y como colofón: El destino o la voluntad divina si no se encuentra ninguna causa más cercana para justificar sus fracasos, que desde luego nunca se podrán achacar a ningún fallo o deficiencia que se pueda atribuir a ellos mismos.
Y esta característica del forofo se puede observar nítidamente en los políticos y como prolongación, en los comentaristas políticos, la mayoría de los cuales reunen las características principales del forofismo.
Si vemos las tertulias políticas en las que se mezclan políticos profesionales y tertulianos, la mayoría de los cuales suelen ser periodistas, podremos observar que en contadas ocasiones admiten errores propios y siempre la culpa es de los otros, aunque haya que remontarse, no digo a la época de la primera república, sino incluso, a Viriato, los romanos y si nos apuran, hasta los druidas celtas.
Y para hacer más creíbles sus buenas intenciones no tienen el menor recato en dedicarse a dar consejos a los enemigos de cómo salir de un atolladero, porque entonces, si que disfrutan, como buenos forofos, de la desgracia de sus enemigos.(Que siempre será la mayor satisfacción para un forofo)
Es un espectáculo al que nos han acostumbrado los distintos forofos políticos después de cada una de las elecciones, con la fortuna de que, como la suerte va por barrios, podemos comprobar que todos se comportan de forma muy similar, por no decir idéntica.
Yo me atrevería a proponer que en esta clase de tertulias los participantes fuesen uniformados como en los eventos deportivos; de esta forma los televidentes sabrían a qué equipo pertenece cada uno. En las tertulias radiofónicas, el presentador daría las alineaciones y la equipación de los participantes como se hace en las retransmisiones deportivas.
Y como todos tenemos algo de forofos, a mí me parece que Chinchón es el pueblo más bonito del mundo, que de Madrid al cielo, que mi blog es el mejor, y que Zamora fue el mejor portero de todos los tiempos... O no.