Dicen que las palabras se las lleva el viento y que si es necesario hay que pactar hasta con el diablo. Y es verdad; lo estamos viendo cada vez que terminan unas elecciones políticas, aunque muchos se rasguen las vestiduras si quienes olvidan sus palabras y pactan con el maligno son los otros.
Vamos a ver; en las elecciones se lucha por conseguir el poder, y todos los contendientes que participan lo hacen de forma legal y tienen derecho a recibir los votos de los electores; y son esos votos los que les confieren la posibilidad de gobernar. Por tanto, los que obtienen la mayoría de esos votos son los que pueden ostentar el poder de forma legal y legítima. Sean quienes sean; nos gusten más o menos, sean de los nuestros o de los otros. Sean los votos de Bildu o de Vox. Y lo que se dijo durante la campaña no tiene mayor trascendencia - todos lo sabemos - lo hayan dicho unos u otros, que todos lo van a decir alguna vez.
Así que ya va siendo hora que aceptemos los resultados de las elecciones, aunque no nos gusten, a dejemos de llamar ilegales o ilegítimos a los resultados que favorecen a los otros.
¿Por qué no van a pactar PP y VOX si sus programas dicen prácticamente lo mismo? ¿Por qué no puede pactar el PSOE con Sumar, con Bildu o con quienes tengan algunos intereses comunes? Todos son pactos absolutamente legales, aunque a nosotros no nos gusten. Y vamos, de una vez, a aceptar las reglas de juego, que para eso están. Y no es cuestión de acordarnos ni de ETA, ni de Franco, ni siquiera de Indibil y Mandonio para argumentar la ilegalidad de esos pactos, ya que Eta y Franco deberían estar tan olvidados como los caudillos Indibil y Mandonio, los de las segundas guerras púnicas.
La cuestión está en que los “analistas políticos” y los “programas de opinión” tienen que “llenar” horas y horas de sus programas que es lo que les da de comer, y la única forma de conseguirlo es creando polémica, aunque sea ficticia, porque además, es lo que les “piden” sus amos, o sea, los que reparten el dinero, que a la postre son los que siempre mandan.
Otra cosa muy distinta es lo que votamos cada uno. Y si lo que votamos es lo que de verdad es lo mejor para todos, o al menos para nosotros; o es lo que nos han hecho creer las campañas de manipulación a que estamos expuestos, y que estamos recibiendo por todos los medios.
Porque al final, van a ser nuestros votos los que faciliten los pactos de gobierno, sin importar demasiado las palabras que hallamos escuchado a los candidatos de todos los partidos.
Así que, solo recapacitad un poco, antes de introducir el voto en la urna o mandarlo por correo.