Capítulo IX : Cualquier tiempo pasado fue mejor.
Después de la peligrosa experiencia vivida con la hija del carnicero, Jose decidió no tener más aventuras con personas conocidas y se dedicó a frecuentar los salones de baile más de moda en los que consiguió una buena cosecha de ligues... aunque de ninguno de ellos estaba demasiado orgulloso... y, desde luego, no era como para presumir ante los amigos...
Primero fue una solterona con cincuenta y ocho años - aunque realmente no los aparentaba - que no descansó hasta que no le prometió que iría con ella al pueblo para la fiesta de la patrona el próximo mes de agosto...
Luego, una casada ninfómana que al segundo pasodoble ya le propuso irse a la cama a un hostal que estaba a la vuelta de la esquina y ante su negativa, le insistió en hacerlo allí mismo, en los lavabos...
Después una mujer de cincuenta y tantos que había enviudado hacía veinte y que le aseguró que era la primera vez que iba a un lugar como ese y que, como debía ser verdad, no paró de llorar en toda la noche...
Y su última experiencia, por ahora, que había sido la más traumática. Ya se había fijado en ella varias noches. Era una chica bastante más joven que la media de las mujeres que se pueden ver en esta clase de salas. Era alta, con un cuerpo bien proporcionado, de rubia cabellera que le descansaba sobre los hombros... tenía bastante éxito entre la concurrencia y casi siempre salía del baile al poco tiempo, acompañada por hombres distintos cada día.
- Será una putilla...
Había pensado Jose las otras noches... pero aquel día llegó algo antes y allí estaba ella, sentada en la barra ... y sola. El cogió un taburete y se sentó al otro lado de la barra. Pidió un güisqui con hielo mientras disimuladamente no dejaba de observarla... Ella se levantó y sin dejar de mirarle provocativamente se dirigió a él.
- ¿Me invitas?, guapo...
- ¿Qué tomas?
- Lo mismo que tú...
- ¡Camarero...! otro de lo mismo... ¿Cómo te llamas?
- Yenny...
- Si digo... que... ¿cuanto?
- No te confundas, cariño, yo no soy de esas... lo mío es puro vicio...¿ Por qué no bailamos...?
Estaban tocando lo de "bailar pegados" y ella se lo había tomado al pie de la letra... después vino lo de "bésame mucho" y si se descuida, a Jose casi le tienen que poner respiración asistida... y tuvo la suerte de haberle invitado a ir a un sitio más íntimo... porque cuando salían por la puerta la orquesta atacaba los primeros compases de "Devórame otra vez..."
Cuando llegaron al coche que estaba aparcado en una de las calles cercanas y que a esas horas estaba totalmente desierta, ella tomó inmediatamente la iniciativa y se apresuró a desabrocharle los pantalones... El, que nunca había visto demasiado bien que la mujer se le adelantase , lanzó también su ofensiva directamente a las partes más íntimas de su ardorosa acompañante....
- Pero... ¿qué es esto...?
Y eso era.... pues que Yenny en realidad se llamaba tambien Pepe y que, con su manía de hacerlo sólo por puro vicio, aún no había ahorrado lo suficiente para completar su fantástica transformación que externamente era ya un indiscutible éxito.
Después de tanto fracaso, desde luego sin quererlo reconocer abiertamente, aquella mañana se sinceró con su socio...
- Esto del divorcio es un atraso... No me puedo concentrar... me encuentro solo...No estaría mal que Adela y tu os las ingeniáseis para organizar una cena con Matilde... como si fuera cosa vuestra... ya sabes... os lo iba a agraceder...
Por su parte, a Matilde, lo del cubanito... sí, con el que su amiga Carmencita... hasta seis veces.... pues nada... que ni una... un verdadero desastre... y no es que ella no pusiese nada de su parte... es que era un niñato sin experiencia... Y llegó a la conclusión de que lo que le pasaba a la Miguelañez era que tenía tanta fantasía como ganas de hombre y cualquier cosa le parecía excepcional....
Así que aquella tarde llamó por teléfono a su amiga Adela... y le dijo que a ver si Manolo y ella se las ingeniaban para organizar una cena con Jose... como si fuera cosa de ellos... ella ya sabía... y que se lo iba a agradecer siempre...
Aquel sábado, Manolo y Adela estaban disfrutando... Ni Matilde ni Jose conocian que también el otro había sido el instigador de la cena y, por lo tanto, ambos se mantenían en una posición altamente inestable mezcla de dignidad ofendida y claudicación vergonzosa.. Se merecían esta pequeña satisfacción porque ellos habían sido los que más habían tenido que aguantar en la separación...
Pero la reunión fue un fracaso total... Es posible que la misma tensión a la que los dos estaban sometidos... es posible que la presencia de sus amigos que conocían demasiado bien todo lo ocurrido.... quizás el amor propio... o la íntima e inconfesable vergüenza de sus aventuras más propias de adolescentes inexpertos que de personas sensatas... El caso es que casi nadie abrió la boca para hablar... Tan sólo un "te sienta muy bien ese corte de pelo" que Jose aventuró después de la tabla de quesos, y que Matilde volvió a traducir por aquello de "estás muy buena" para sus adentros... y un "los niños están bien" que Mati dejó caer cuando servían los postres y que Jose quiso interpetar como " A ver si llamas a preguntar por ellos y así podemos hablar con tranquilidad sin la presencia de extraños, aunque sean amigos..." Aunque le quedó la duda de si su traducción era literal o demasiado libre...
El caso es que los pobres anfitriones y promotores desinteresados del evento hubieron de lamentar, por enésima vez, lo gilipollas que eran Jose y Matilde... aunque fuesen sus socios... y amigos.
Durante las dos siguientes semanas la obsesión de Jose era rememorar las palabras de Matilde... Sí, cuando dijo lo de "los niños estan bien" lógicamente quería decir otra cosa... porque ella sabía que él había visto a los chicos dos días antes... además había dicho "niños" y ya no eran niños...con lo cual estaba queriendo decir que recordase los buenos tiempos en que sus hijos todavía eran niños... No había la menor duda... ella quería que la llamase... al fin y al cabo era él quien estaba en la obligación de dar el primer paso... porque.. ¡qué coño! ella tenía más razón que un santo...
-¿ Matilde..? Sí, soy yo, Jose...
- Dime...
Su voz le sonó a ella misma demasiado cortante... y procuró dulcificarla un poco.
- ¿Qué quieres...? ¿ Pasa algo...?
- No, no pasa nada, que me han regalado dos entradas para el estreno de la última película de Woody Allen y como sé que te gusta... he pensado que podíamos verla juntos... y hablar de los chicos... Bueno... ya sabes....
- Vale...
- ¿ Vale... sí..?
- Sí, vale... ¿para cuando son...?
- Para el sábado a las diez de la noche... Yo paso a recogerte a las ocho... Ponte guapa... ¡Qué tonto soy..! ¡Tu siempre estás guapa...!
Cuando colgaron el teléfono los dos se quedaron como congelados durante, por lo menos, un par de minutos... Sus mentes se habían quedado en blanco... Después de más de diez meses de continuas y mutuas descalificaciones, de insultos y de agravios... después de airear sus vergüenzas entre todos sus allegados... de jurarse odio y desprecio eternos... de hacer el ridículo más espantoso como si fueran colegiales descerebrados...después de ponerse en evidencia ante sus propios hijos... de haber dado un disgusto a sus pobres padres que les podía llevar a la tumba... resulta que llama él por teléfono, le miente miserablemente diciendo que le han regalado unas entradas cuando las ha tenido que comprar al doble de su precio...y además una película de Woody Allen que no hay quien lo aguante... y como si no hubiera pasado nada...Después de todo... ¿ era posible que fuese así de sencillo..?
Aquel sábado no le puso ninguna pega a Pepito para acostarse en casa de su abuela Asunción, porque así podía quedarse un poco más con sus amigos. Incluso animó a la niña a quedarse a dormir en casa de su amiga Alba cuando saliesen del cine.
Y a las cinco empezó la ceremonia de embellecimiento. Por la mañana había ido a la peluquería...se había retocado las raices y recortado las puntas, se esmeró en perfilarse los rabillos de los ojos y optó por un discreto maquillaje que diese una cierta luminosidad a su rostro... después, delante de su armario, escogió un traje chaqueta color berengena, con falda hasta media pierna y pensó que una blusa siempre daba mayor accesibilidad, en caso de necesidad, que un sueter de cuello alto que era la alternativa... Jose, que no se lo había visto nunca, seguro que recibia una gran impresión que le haría empezar el encuentro en clara desventaja...debajo... un conjunto negro de encaje... monísimo...
A las siete ya había terminado... sólo a falta de ponerse loz zapatos...y para no arrugarse se dedicó a pasearse por el salón.... mientras, Jose, que había ido a lavar el coche, daba vueltas por Rivas para hacer tiempo... y a las siete y cincuenta u ocho minutos hacía sonar por primera vez el claxon de su coche... Matilde tuvo la intención de salir inmediatamente porque hacía diez minutos que ya se había puesto los zapatos, pero se contuvo... cogió el bolso... y esperó ocho largos minutos para hacer su triunfal aparición...
José esperaba, de pié, delante del coche para abrirle la puerta... no estaba seguro de si tenía que besarle o, simplemente, darle la mano... ella se adelantó y con un "hola" sin ninguna entonación especial, le besó en la mejilla antes de tomar asiento en la parte delantera derecha del coche...
Todavía no había mucho tráfico y llegaron pronto a la Gran Via... Como faltaba una hora para que empezase la película entraron en una cafetería y se acomodaron en la mesa de un rincón.
- Dos cervezas... ¿ te apetece un poco de jamón ? ... y una ración de pata negra.. y otra de queso bien curado...
Matilde sólo había hablado lo imprescindible, incluso para decirle que sí le apetecía el jamón lo hizo con una leve inclinación de la cabeza... Podría estar dispuesta a olvidar muchas cosas... pero era necesario dos condiciones; una: que él tomase la iniciativa para pedirle perdón; y dos: que le prometiese que se habían terminado para siempre sus infidelidades... y, bueno, otra más, que él hubiese llegado a estas mismas conclusiones y no fuese necesario decírselo.
- Matilde, estoy avergonzado... no sé cómo empezar... quiero pedirte perdón...
Es posible que después de tantos años de convivencia se llegue a desarrollar una especie de telepatía, por lo que Jose fue cumpliendo con todos y cada uno de los condicionantes que ella exigía como si le hubiesen escrito, previamente, un guión... Cuando llegó al capítulo de promesas le costó comprometerse a la total renuncia a sus tradicionales salidas nocturnas, aunque nada hablo de dejar su costumbre ancestral de insinuarse a cualquier mujer que se le pusiese a tiro... porque pensó que con eso, realmente, no hacía mal a nadie...
Casi se descuidan y cuando llegaron al cine ya habían entrado los invitados famosos y estaba a punto de apagarse las luces para empezar la película... que, aparte de algunas secuencias que hacían honor a la fama de su autor, era, más bien, un poco royo... o al menos eso le parecía a Jose que desde un principio su principal objetivo era lograr meter mano a su ex... con sumo cuidado, por supuesto, ya que no se podía arriesgar a perder las posiciones conseguidas con tanto esfuerzo... Enseguida se dió cuenta que atacar por la parte baja era una misión casi imposible puesto que la falda larga, al sentarse, había cerrado cualquier acceso medianamente transitable para llegar al objetivo apetecido... primero dejó caer su mano sobre su pierna... sólo fueron décimas de segundo porque ella se apartó como sin darse cuenta... luego le pareció que ella se recogía un poco la falda como para facilitar la maniobra... pero no fueron nada más que vanas expectativas puesto que todos los caminos permanecieron sellados... de pronto, un movimiento "enemigo" le alertó de una posible via de ataque..
- Hace un poco de calor aquí, ¿ no ?
Y se hechó hacía adelante para quitarse la chaqueta dejando al descubierto la blusa blanca que casualmente tenía desabrochados los dos primeros botones... Se colocó la chaqueta encima de las piernas con lo que había quedado totalmente bloqueado el flanco sur...
Cuando se iluminaba la pantalla le pareció ver, entre los botones desabrochados de la blusa, que el sujetador era de color negro y entonces todos los esfuerzos estratégicos se volcaron en el frente norte, para verificar esta información...lo que no pudo lograr hasta después de terminada la película cuando, ya con las luces de la sala encendidas, le ayudó a ponerse la chaqueta...
- ¿Te apetece tomar algo..?
- No... con el jamón y el queso ha sido suficiente... llèvame a casa...
En el camino de vuelta los sentimientos de Matilde se debatían entre dos polos opuestos... era verdad que le había pedido perdón... que le había prometido que no habría más aventuras... que parecía realmente arrepentido... pero era demasiado el daño que le había hecho... se merecía un mayor castigo... pero por otra parte, su corazón palpitaba como cuando tenía veinte años... incluso le estaban subiendo un sofoco que no estaba muy segura si era efecto de la menopausia o la excitación de la posibilidad de un inmediato encuentro amoroso...
- Si quieres pasar... los chicos se van a quedar a dormir fuera...
Y los acontecimiento se precipitaron... la bandejita de pasteles quedó intacta sobre la mesas... a las dos copas de anis dulce sólo les faltaba un pequeño sorbito... la blusa blanca que se cayó al suelo confirmó, sin ningún género de dudas, que estaba en lo cierto en cuanto al color de la ropa interior de Matilde... que, aunque había dejado a mano el camisoncito trasparente, consideró que no era imprescindible su utilización... y después... José, que siempre había sido un virtuoso en las manualidades, se esmeró en la manipulación de las zonas erógenas de Matilde quien, a los pocos minutos, no tuvo que emplear ninguno de sus conocimientos interpretativos para que el ego de Jose quedase plenamente satisfecho de su habilidad amatoria...
- Digo, Jose, que, después de todo lo que ha pasado, tenía razón Jorge Manrique cuando dijo aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor...