Hoy he vuelto a visitar el río Cabriel a su paso por Villatoya y he recordado los versos que Gerardo Diego le dedicó, ilustrados con varias fotografías tomadas cuando el sol de la mañana empezaba a iluminar sus aguas:
I
Tierras de grosella.
Rocas de salmón.
Evidencia bella
de la sinrazón.
El sol de miel,
la huerta en flor, el río,
Hoz del Cabriel,
rosado desvarío.
II
Su abanico de mar
–cerca, lejos–
abre y cierra el pinar.
Tuerce el río
sus espejos.
Su resaca de mar
–mar de tierra–
el pinar abre y cierra.
Tuerce el río
cerca, lejos.