Debió ser a primeros del año 1966; mi novia me regalo una Werlisa-color el día de mi cumpleaños. Era una maquina analógica manual, con una apertura de diafragma 1:2,8/16, una velocidad máxima de 125 y con la posibilidad de adaptarla un flash.
Con mi flamante cámara me tire a la calle a conseguir la fotografía con la que yo siempre había soñado. Lógicamente, no la conseguí. Yo pensé que sería necesario estudiar más el arte de la fotografía y me apunté a un curso por correspondencia. Incluso me daban la posibilidad de poder revelar yo mismo las fotografías. Pero lo resultados seguían siendo un poco decepcionantes.
No obstante, viendo ahora algunas de aquellas viejas fotografías he llegado a pensar que es que yo, entonces, debía ser muy exigente, porque ahora me parecen mejores, pensando el material que utilizaba.
Luego me compre en Miami una Canon automática, con la que no tenías que preocuparte nada más que en encuadrar, porque todo lo demás lo hacía la cámara por sí sola.
Luego me pase a una Canon réflex todavía analógica, cuando ya estaban en el mercado las primeras cámaras digitales y que no tarde en arrinconar porque al final, tuve que claudicar y empezar con una Sony de tan solo 2,3 Megapixeles. Y los resultados no eran mucho mejores.
Hace unos años me pedí a Papa Noel otra Canon réflex digital de 10 Megapixeles y con ella ando intentando conseguir, de vez en cuando alguna que otra foto interesante para publicarla en el blog.
Ahora ya casi la tengo jubilada, porque tengo un IPhone que te permite hacer unas aceptables fotografías, sin tener que ir cargado con toda la parafernalia que requieren las cámaras tradicionales. ¡Ah! Y te permite hacer unas preciosas panorámicas que resultan muy interesantes.
Quiero aprovechar para invitaros a visitar las distintas "exposiciones virtuales" de fotografías que tengo editadas en este mismo blog, en ellas podréis ver algunas de las fotografías que he ido publicando desde el año 2008, y que a través de "Google" han sido vistas casi 17 millones de veces.