En mi peregrinar montado en el Google, me he trasladado hoy hasta Ujué, un pequeño pueblo medieval lleno de encanto, situado en la zona media oriental de Navarra, a 53 Km de Pamplona y 20 Km de Tafalla.
Tiene sólo 171 habitantes, Su enclave es único, ya que está situado en la cima de una montaña dominando la sierra de Ujué.
Con una altitud de 815 metros sobre el nivel del mar Ujué constituye una autentica atalaya desde la que en los días claros se dominan desde la codillera Pirenaica por el norte hasta la ribera del Ebro y la silueta del Moncayo por el sur.
La visita a Ujué representa todo un viaje en el tiempo ya que el carácter Medieval y defensivo de la localidad permanece intacto.
Su casco urbano está formado por un abigarrado conjunto de antiguas casas dispuestas en torno a la Iglesia-fortaleza de de Santa María (siglos XI-XIV), la cual se encuentra en lo alto de Ujué. Paseando por las empinadas callejuelas empedradas que recorren el pueblo, aún parecen escucharse los sonidos metálicos propios de caballeros y soldados.
El indudable atractivo turístico de Ujué descansa en 4 pilares fundamentales: El atractivo de la villa en sí, la iglesia-Fortaleza de Santa María la cual alberga la imagen de la Virgen de Ujué, Las vistas y el paisaje de Ujué y el atractivo de su gastronomía, cuyo principal exponente son las famosas migas de pastor.
Ujué tiene mucha historia pero es más atractiva la leyenda arraigada en la tradición local, que atribuye el origen de Ujué al milagro vivido por un pastor que se hallaba cuidando su rebaño, cuando fue atraído por el vuelo de una paloma que repetidamente entraba y salía de un agujero, incitando al pastor a mirar en el, así pues el pastor trepó hasta el lugar y descubrió allí una imagen de Santa María. Atraídas por el hallazgo las gentes de los poblados vecinos decidieron asentarse en el lugar de la aparición para así cuidar y honrar a la virgen, dando lugar al nacimiento de Ujué.
Una etapa más que nos está ayudando a conocer mejor estos bellos y algunos no demasiado conocidos.