Acabo de terminar la novela “ORIGEN” de Dan Browm, en la que se plantea el origen de la vida, y como no podía ser de otra manera, se trata de enfrentar las creencias religiosas y los conocimientos de la ciencia. Como era de esperar, al final no aclara nada, aunque te ha mantenido enganchado durante las 637 páginas del libro. La acción se desarrolla prácticamente en España y describe distintos escenarios, visitando el Museo Guggenheim de Bilbao, la Sagrada Familia de Barcelona y el Monasterio de Montserrat, dando gran cantidad de datos y detalles que los hacen perfectamente reconocibles; en resumen, una novela entretenida, con la que pasar unas horas de lectura.
En la novela se enfrentan las dos idea contrapuestas del creacionismo y de la evolución; pero el autor deja en el aire la idea de que la evolución necesita un punto de partida. ¿Qué había antes del “Big bang”?
Y necesariamente hay que llegar a la figura de un “Dios creador”. Un algo que hizo que todo esto se pudiese iniciar. Al menos, hasta ahora, no hay ninguna otra teoría admisible que justifique ese “origen” del que habla el autor de “El Código da Vinci”.
Lo que pasa es que las religiones no se contentaron con hablar de un Dios creador, sino que le fueron añadiendo más y más advocaciones, haciéndole también Dios Salvador, Dios vengador, Dios Padre, Dios hijo, dios Misericordioso, etc, etc, etc. Pero todos esos dioses tienen un denominador común: están hechos a imagen y semejanza del hombre. No es que Dios hiciese al hombre a su imagen y semejanza, sino que los hombres hicieron a Dios a semejanza suya.
Y el resultado es que estos dioses antropomorfos pierden mucha credibilidad. Es muy difícil creer en el dios vengativo de los cristianos y del dios cruel de los musulmanes y el dios quisquilloso que pregonan en púlpito, sinagogas y mezquitas.
Yo creo que solo puede existir el “Dios creador”, que inició todo este galimatías de la vida, tan bien organizado, y que desde entonces se ha mantenido “apartado”, dejando que todo fluya como él había ideado, sin meterse en nada más. Si no, yo no me explico como siendo también Todopoderoso, no ha venido a desdecir a tantos que nos lo han mostrado como a ellos les interesaba y que mejor convenía a sus intereses.
El creador de millones y millones de estrellas, de las galaxias, del universo que parece infinito y que se escapa al finito conocimiento de los hombres; no puede ser un señor que está preocupado por si los niños son circuncidados, si se va a misa los domingos y fiestas de guardar o si se come carne los viernes de cuaresma.
Y es que hay cosas que son muy difíciles de creer.