"Soy un animal político, la lideresa
castiza, descarada, simpática y retrechera. Se van a enterar estos pulgosos de
Lavapiés"
Un artículo de MANUEL
VICENT EN EL PAIS DE 7-6-2015.
La psiquiatra Elizabeth Kübler- Ross ha explicado las
famosas cinco fases por las que pasa la psicología humana ante la noticia de
una enfermedad mortal, tragedia familiar o pérdida de un ser querido. Este
proceso también se puede aplicar frente a un descalabro político, como el que
recientemente ha sufrido el Partido Popular, en las elecciones municipales y
autonómicas, presagio de un probable cataclismo final en las próximas
generales. La primera etapa de este duelo consiste en la negación. Esto no puede
ser verdad, se dijo en el primer momento Esperanza Aguirre; seguiré siendo la
dueña del cortijo de Madrid, nada ha cambiado. La segunda etapa es la ira.
¿Cómo ha podido sucederme esta derrota a mí, si nadie me ha llevado la
contraria desde que era una niña y siempre he hecho lo que me ha dado la gana?
Soy un animal político, la lideresa castiza, descarada, simpática y retrechera.
Se van a enterar estos pulgosos de Lavapiés. La tercera etapa desemboca en la
negociación. El enfermo terminal trata de aplacar a esa fuerza superior, pide
perdón, promete cambiar de vida, dejar de fumar, hacerse vegetariano, portarse
bien. Esperanza Aguirre aceptará que algunos de sus enconados enemigos podían
aliarse con ella para sacar del circuito a los comunistas y antisistema; ella
está dispuesta a cualquier renuncia con tal de conseguir este propósito. Pero
el pacto no funciona y entonces se inicia la cuarta etapa que es la depresión.
La prepotencia y desplantes de los líderes del Partido Popular son sustituidos
por sus ceños a media asta. El presidente Rajoy da la sensación de ser
consciente por primera vez de la magnitud de la derrota. Finalmente, se llega a
la quinta fase. ¡Qué hostia… qué hostia! —exclama Rita Barberá abrazada al
cuello de un corrupto. Tenía que pasar. Todo está perdido. La quinta fase es la
aceptación.