The Geographic Club abrió sus puertas en Madrid allá por el año 1995. Concebido por su propietario Fernando Pardo junto con sus amigos Miguel de la Quadra Salcedo, Kitín Muñoz, Ramón Larramendi y Jesús González Green -entre otros- como un club de aventureros al más puro estilo inglés, su impactante decoración se dejó en manos del prestigioso estudio de Andy Thornton. La apertura de aquel The Geographic Club supuso un antes y un después en la forma de diseñar los locales de restauración y marcó un hito en la importancia que posteriormente ha adquirido la decoración en los restaurantes. Su propuesta gastronómica en aquel momento iba muy en línea con lo que entonces era vanguardia, hamburguesas de calidad y platos de inspiración inequívocamente norteamericana.
Han pasado más de dos décadas y la puesta en escena de The Geographic Club sigue resultando cautivadora. A caballo entre lo vintage y lo british, continúa manteniendo ese aire elegante y ligeramente decadente que lo convirtió en único desde el principio y que lo ha hecho a lo largo de su historia escenario perfecto para numerosas presentaciones y eventos de todo tipo.
Pero gastronómicamente la mayoría de edad de The Geographic Club ha traído aires nuevos y radicalmente diferentes a su carta. Terminada definitivamente la etapa americana, The Geographic ofrece ahora una propuesta netamente mediterránea con algunos guiños de cocina internacional que se traduce en platos magistralmente trabajados y recetas resueltas de forma efectiva.
Dirige el servicio en sala David Navarro, quien nos recomendó un cogote de merluza y nos aseguró que los callos que allí preparaban podían compararse con los mejores de Madrid.
Nosotros ya conocíamos el local porque habíamos tomado unas copas con los amigos en algunas tardes y habíamos comido en una ocasión. De entonces recordábamos la ensalada de la casa, que decidimos rememorar.
El resultado, todo un acierto; tanto por el cogote de merluza -al que solo se le podría poner un pequeñísimo pero: el que los ajos caramelizados no eran de los finos de Chinchón-, por los callos -que anuncian "con mucho morro"-, y de los que se debe destacar una exquisita morcilla asturiana; sólo superables por los que hace mi mujer, y empezamos con la ensalada, que nos hizo recordar tiempos pasados.
Tanto es así, que he decidió compartir la experiencia con todos vosotros.
En resumen, The Geographic Club trata de acercar diferentes culturas a través del paladar para que todo el que deguste sus platos o cócteles pueda viajar sin moverse de la mesa. Un aporte cultural continuo que ayuda a escribir la historia de los pueblos. Un viaje gastronómico en el que los productos cautivan por su sabor, su aroma, su color y textura.
The Geographic Club esta en c/ Alcalá, 141 de Madrid