Cogió su móvil -antes había estado una hora y doce minutos en el cuarto de baño ultimando su aseo y su maquillaje.
- el bolso y las llaves del coche, se miró el reloj: Las doce menos cuarto, se dijo.
Y asomándose al cuarto de estar:
-¡Adiós! No me esperéis despiertos que llegaré tarde.
Era sábado y hacía muy buena temperatura.
Tuvo el presentimiento que, por fin, iba a tener ocasión de exhibir el conjunto interior de encaje que se había traído de París.