Baldragas, Badulaque, Astroso, Amorfo, Batueco, Bordiona, Callacuece, Camandulero, Candongo, Chafallon, Cucarro, Donillero, Estulto, Faramalla, Fodoli, Gandumbas, Gurrumino, Macandon …. Etc. etc. etc….
Solo son un pequeño ejemplo de los insultos que recoge este apasionante libro de Pancracio Celdran.
Como dice Antonio Fragua, Forges, en el prólogo de este libro:
«Siendo el español, según afirman los expertos, el más extenso almacén "corteinglésico" de insultos del planeta Tierra, es asombrosa la poca inventiva que empleamos los ibérico hablantes en general y los españolo parlantes en particular para remozar esta "jergaofensiva" modalidad léxica de las relaciones humanas a nuestros tiempos».
“Por eso ha escrito Pancracio Celdrán Gomariz este Gran libro de los insultos, para que todos podamos encontrar el calificativo ajustado a todo tipo de conductas sin necesidad de repetir ningún improperio o agravio. Por sus páginas desfilan, sin faltar una, todas las palabras y palabrotas que se pueden usar como invectivas, ofensas, burlas o denuestos, en un nutrido y abigarrado batallón de las miserias del alma en forma de cantos rodados de la lengua y sus hablantes; una mezcla perfecta de historia de los vocablos y diccionario al uso con más de mil entradas”.
Es un libro que, parece ser, es entregado junto al Movil y la tablet a todo político a la hora de recoger su acta de diputado, senador o concejal, aunque la mayoría de ellos no se entretienen en leerlo y recurren a los más socorridos de fachas, filoetarras y bolivarianos, incluso, criminales, usurpadores e ilegítimos.
También sería aconsejable que se lo pidiesen a los Reyes Magos todos los particulares que se ejercitan en el arte del insulto, ya que muchos no los emplean en el sentido propio de los mismos y equivocan su significado.
Y es que, hasta para insultar, hay que ser inteligentes.