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viernes, 29 de mayo de 2020

CUENTOS DEL CORANAVIRUS. EPILOGO.



Madrid, 31 de Octubre de 2104.

Mis queridos nietos:
He recibido vuestro regalo por mi 90 cumpleaños. Me ha gustado mucho porque habéis tenido que trabajar para encontrarlo. Es un libro que me había regalado mi abuelo, vuestro tatarabuelo, cuando yo apenas tenía 5 años, y que en alguna de las mudanzas se debió extraviar; así que me ha dado una gran alegría el recuperarlo. Yo no empecé a leerlo hasta unos años después, y “Mis queridos fantasmas” de mi abuelo me acompañaron durante mucho tiempo, como libro de cabecera.
Recuerdo que fue a principios del año 2020, aquel año trágico, cuando cientos de miles de personas murieron en todo el mundo por aquella pandemia del coronavirus. Yo, como os he dicho, sólo tenía cinco años, y apenas me acuerdo, pero estuvimos durante varios meses recluidos en casa sin poder salir a la calle, ni a ver a los abuelos, ni siquiera ir al colegio. Mi mamá trabajaba con el ordenador desde casa y el abuelo iba a trabajar a Chinchón, pero después todos nos quedábamos en casa, papá, mamá, la tía Olivia y yo.
Aún recuerdo que yo tenía mucho miedo a contagiarme, aunque entonces no sabía muy bien lo que significaba eso del contagio. Yo, aquellos días echaba de menos los abrazos y los besos de los abuelos, sobre todo de mi abuela, que era muy cariñosa y jugaba conmigo al escondite cuando iba a su casa.
Hasta que no descubrieron la vacuna, todo el mundo vivía con miedo; ese año no hubo vacaciones, tan solo unos días en Chinchón, en casa de los abuelos.
En aquel año, muchas empresas tuvieron que cerrar, muchos se quedaron sin trabajo y el gobierno tuvo que poner un subsidio de renta básica para que muchas familias pudieran subsistir. 
En aquellos días la gente se sintió más solidaria y parecía que la humanidad iba a cambiar, pero desgraciadamente, cuando todo empezó a normalizarse, todo volvió a ser como antes; los ricos se siguieron haciendo más ricos y los pobres siguieron sufriendo el rigor de todas las crisis que siguieron llegando. Bien es verdad que a consecuencia de la pandemia se constató que era necesaria una sanidad pública más fuerte y se corrigió la tendencia privatizadora de años anteriores. Durante el tiempo que duró el confinamiento, todas los días a las ocho de la tarde, desde los balcones de las casas se aplaudía la gran labor que estaban llevando a cabo los sanitarios y demás cuerpos profesionales que colaboraban en la superación de la pandemia.
Lo único que se consiguió con esta experiencia, fue una mayor concienciación de que era necesario la ayuda a los más necesitados. La imperante, hasta entonces, filosofía del liberalismo económico, en la que mandaban los mercados, tuvo que moderarse y se socializaron las necesidades de los pobres,  y los ricos, tomando como ejemplo algunos mecenas visionarios, entendieron que era necesario contribuir al bienestar general.
Luego llegaron otras pandemia y otras crisis económicas, pero de algo había valido aquella terrible experiencia que vivimos el siglo pasado.
Aunque normalmente nos comunicamos telemáticamente, hoy os he querido mandar una carta,como hacían en tiempos de mis abuelos, porque así también se puede decir que os quiero mucho, y repetiros que me ha gustado muchísimo vuestro regalo para mi 90 cumpleaños.
Con todo el cariño de la abuela 
Martina.

lunes, 4 de mayo de 2020

CUENTOS DEL CORONAVIRUS. Y 10



Y Cuento numero 10.- Y a Filogonio, por fin, le mandaron a casa.

(Y con este cuento terminan mis “Cuentos del CORONAViRUS”., Sin embargo, hay también muchas otras cosas que ocurrieron en estos tiempos de tribulación, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían).

 El protagonista de este último cuento, realmente no se llamaba así, pero ya conocéis esta manía mía de poner nombres raros a mis personajes, y además si pusiese su nombre verdadero, seguro que le ibais a reconocer.

El caso es que Filogonio cogió el dichoso “Covid-19”; empezó con dolores de cabeza, fiebre, malestar general, cansancio y dificultades respiratorias; vamos, que acaparaba todos los síntomas , y su hijo, que también se llamaba Filogonio, aunque tampoco era su verdadero nombre, le llevó a las urgencias  del hospital.
Dentro del caos reinante, y después de permanecer en la sala de prehospitalizacion número uno, le subieron a planta porque el pobre Filogonio estaba realmente muy perjudicado. 
El, que era por naturaleza educado y por educación, afable; no contestaba a las enfermeras, que le trataban con mucho cariño y hasta tuvieron el detalle de aprenderse todas su nombre, a pesar de su originalidad y rareza.
No comía, apenas si podía beber un sorbito de agua, y se iba debilitando por momentos; tanto es así que tuvieron que ponerle unas cuántas botellas de suero para que fuese tirando.
Una noche, cuando ya habían pasado más de quince días desde que llegó, se despertó sobresaltado y por primera vez, en todo ese tiempo, empezó a ser consciente de donde estaba, quien era y que no tenía más remedio que reaccionar para salir de esa situación.
Las malditos pastillas que tanto le costaba tragar, el cariño de las enfermeras y la compañía de su vecino de cama, fueron haciendo su efecto y hasta se animaba a contestar a los Whatsapp que recibía de la familia y amigos con algo más que monosílabos y hasta empezó a permitirse.hacer alguna broma.
Empezó a comer y empezó a cambiar su estado, su ánimo y su percepción de la realidad.
Filogonio, durante estos largos días no era consciente de lo que realmente le estaba pasando, pero tampoco de la angustia de su familia y de sus amigos ( de lo que se enteró mucho después) que no comprendían su estado de apatía y ausencia, que no era normal en su carácter y modo de comportarse,
Y Filogonio, por fin superó la crisis, pero la doctora le dijo que para evitar el contagio de Anesia, su mujer, era mejor que pasase unos días en un Hotel para completar la cuarentena.
Ayer le hicieron el último test de control y hoy, con un poco de suerte, por fin, le van a mandar a casa.

FIN del cuento y de la serie, con la esperanza de que hayáis podido conocer lo que ha estado ocurriendo en este tiempo de pandemia y con el agradecimiento a todos los profesionales, que, no me cansare de repetirlo, han demostrado profesionalidad, altruismo, valor, humanidad y, sobre todo, mucho cariño hacia Filogonio y tantos que fuimos infectados por esa maldición que está arrasando nuestro mundo y nuestras vidas.
Gracias, muchas gracias a todos.



sábado, 2 de mayo de 2020

CUENTOS DEL CORONAVIRUS. 9



Cuento número 9.- Gráfila-Josefa encuentra su vocación.

Gráfila-Josefa; este no es su verdadero nombre; era muy joven , allá en un pequeño pueblito del norte de Palencia, cuando encontró su vocación.
Su hermana Ursicina-Emília ( Este tampoco es su verdadero nombre) quería ser escritora y ella decidió que sería enfermera. Su hermana quería una familia numerosa y ella decidió que no tendría hijos: y las dos vieron cumplidos sus deseos.
Yo la conocí en la Segunda Planta del Hospital Gregorio Marañon, cuando, durante un mes, estuve luchando con el CORONAViRUS.
Lo de conocerla es un decir, porque sin el “camuflaje” de protección que llevaba, sería casi imposible reconocerla. Luego yo le fui contando mi vida, porque en esas circunstancias uno es más dado a las confidencias, y ella me contó lo de su hermana y lo del pequeño pueblo palentino.
Un día me enseño una fotografía suya y nunca habría admitido que podía ser la misma que llegaba todas las mañanas a la habitación, totalmente cubierta de batas, gorros, gafas, guantes y mascarillas.
Pero a Gráfila-Josefa (ya os he dicho que no es su verdadero nombre y que realmente se llama Azucena) esto del CORONAViRUS le ha afectado más de lo que ella pensaba. Desde hace unos meses se apuntó a una academia de pintura en el Centro cultural de su barrio y se está especializando en la pintura de Urculo  y ya está haciendo unas copias preciosas.
No digo mas que se está planteando seriamente lo de cambiar de vocación y hacerse pintora.

jueves, 30 de abril de 2020

CUENTOS DEL CORONAVIRUS, 8



Cuento número 8.- Ursicina se contagia.

A Ursicina; la pobre no tiene la culpa, le puso este nombre el secretario del Ayuntamiento de su pueblo, Huerta del Rey, un pequeño pueblo de la provincia de Burgos  de tan solo 1028 habitantes que, entre otras cosas era un poco cachondo y tenía un raro sentido del humor.
Cuando Ursicina salió del pueblo y llegó a la capital, no tuvo más remedio que cambiárselo harta de tener que repetirlo, porque ni Dios lo cogía a la primera.
Y se puso María del Carmen, que poco tenía que ver con el suyo, pero que todos lo entendían a la primera.
Entro en la escuela de enfermería y después de pasar por varios hospitales, terminó trabajando en la segunda planta del Gregorio Marañon, que estaba dedicada a la urología, hasta que llegó la crisis del CORONAViRUS, que prácticamente acaparó toda la actividad del Hospital.
Ella tenía la rara, casi tan rara como su nombre; digo que tenía la rara condición de presentarse  voluntaria a todos los trabajos, aunque fuesen los más duros y peligrosos.
Y ocurrió lo que tenía que ocurrir, que Mari  Carmen, de la que nadie ya sabía su verdadero nombre, termino contagiándose del maldito virus; y está recluida en su casa; sola, a la espera de recuperarse.
Pero allí, en la soledad de su hogar, anda dando vueltas a la idea de recuperar su verdadero nombre, porque en el fondo está muy orgullosa de llamarse Ursicina.

martes, 28 de abril de 2020

CUENTOS DEL CORONAVIRUS, 7



Cuento número 7.- Y Sindulfo se quedó solo.

(No estoy muy seguro, si esto está basado en hechos reales, o me lo inventé la otra tarde)

Aquella noche, Sindulfo tuvo problemas para dormirse. Angela la enfermera a la que él llamaba cariñosamente “su vampirina” porque era quien de madrugada llegaba para sacarle sangre para hacerle las analíticas, le había anunciado que a la mañana siguiente le tocaba de nuevo; y esto debió soliviantarles. El caso es que dio las buenas noches a su compañero Filadelfo y, por fin se quedó totalmente dormido.
No supo muy bien el tiempo que había pasado; debían ser, por lo menos, las dos de la mañana. Algo le sobresalto y se despertó bruscamente. La habitación estaba en semipenumbra, pero se percató de que su compañero Filadelfo no estaba en la cama. La luz del baño estaba apagado por lo que dedujo que allí no podía estar.
Se levantó con mucho esfuerzo y se asomó a la puerta del pasillo. Solo estaban encendídas esas lucecitas que están junto al zócalo del pasillo.
No vio a nadie. Las habitaciones tenían las puerta abiertas, pero dentro no había nadie; todas las camas estaban vacías.
Sindulfo empezó a inquietarse. Una angustia, hasta ahora desconocida, le oprimía la garganta; hacía días que le habían retirado el oxígeno y se podía mover con una cierta libertad, aunque en la mano izquierda todavía llevaba la guía en la vena.
Se atrevió a seguir por el pasillo; también el cuarto de las enfermeras estaba vacío.
No conocía la planta, desde que llegó no había salido de la habitación. Su compañero le había comentado que al final del pasillo había una fuente, y efectivamente allí estaba, pero sin ningún asomo de presencia humana, y entonces se asustó mucho más; no pudo seguir y volvió sobre sus pasos camino de su habitación que era lo más familiar que conocía.
Sindulfo, muerto de miedo, se acurrucó de nuevo en la cama y después de más de tres horas temblando volvió a quedarse dormido.
A la mañana siguiente, fue “la vampirina” quien le despertó:
Perdona, Sindulfo, anoche hubo un simulacro de evacuación del hospital, porque había terminado el CORONAViRUS y, pobrecito, nos olvidamos de ti. 
Desde esa noche tiene que dormir con las luces encendidas y su compañero Filadelfo tuvo que prometerle que de ninguna manera le dejaría solo en lo sucesivo.

domingo, 26 de abril de 2020

CUENTOS DEL CORONAVIRUS, 6



Cuento número 6.- Eutiquio no sabe dónde está.
( También está basado en hechos reales, y además de a Eutiquio, le está pasando a muchos enfermos)

Eutiquio lleva quince días  en la habitación 2532 de la segunda planta del Gregorio Marañon. Desde que llegó a la habitación se encontró con un compañero, más o menos de su edad que también estaba infectado del maldito CORONAViRUS. 
Eutiquio, de por sí, siempre fue parco en palabras y su compañero no era mucho más hablador. Apenas si se comunicaban, más que nada, porque Eutiquio andaba como perdido y no tenía claro realmente dónde estaba.
Las enfermeras siempre le llamaban por su nombre y se esforzaban en, al menos, hacerle sonreír. Pero el seguía perdido en su mundo irreal del que no podía escapar.
No comía, apenas si podía tragar un sorbito de agua y tomar las pastillas era un verdadero suplicio.
No paraba de recibir Whatsapp de su familia y de sus amigos, pero a lo más que  llegaba era a contestar con monosílabos y a todos decía que era mejor que nadie le llamase por teléfono.
Había llegado a la soledad total; a la total ausencia de estímulos; a solo poder esbozar una sonrisa, que más parecía una mueca, que dirigía a quien era amable con el.
Una noche se despertó sobresaltado y, por primera vez en muchos días fue consciente de su realidad y empezó a atisbar dónde podría estar o, al menos, empezar a saber quien realmente podría ser.
Ya han pasado unos días y el caso es que Eutiquio yo creo que empieza a saber dónde está; y lo más importante, empieza a saber quién es.

sábado, 25 de abril de 2020

CUENTOS DEL CORONAVIRUS. 5



Cuento número 5.- El día que a Quintín le regalaron una moto.

A Quintín, (este tampoco es su verdadero nombre, para que no le reconozcáis), le conocí en el Hospital; en la cama de al lado. Al principio teníamos otro compañero, pero le cambiaron a otra habitación y nos quedamos solos los dos. El había llegado tres días antes, pero estábamos los dos en una situación similar y tardamos varios días en entablar conversación, cómo no fuese los buenos días y buenas noches de cortesía.
Pero, afortunadamente íbamos mejorando y a los pocos días, empezaron las  confidencias, porque pasar tantos días en una habitación juntos une mucho y más en los días de hospital que tienen por los menos treinta horas.
El caso que en unos días Quintín  ya se conocía mi vida y milagros; él, que era menos hablador, tardó un poco más, pero al final descubrimos que teníamos recuerdos similares de nuestras infancias, que para eso éramos casi de la misma edad y casi paisanos.
Un día me contó que cuando tenía 18 años su padre le compró una moto para que le llevase a Noblejas, donde había estado refugiado en la guerra civil, por la Batalla del Jarama. Eso de la moto le dio a Quintin un gran pretigio entre sus jóvenes paisanos que se rifaban poder ir de paquete a las fiestas de los pueblos de los alrededores.
Recordaba que se pasó toda una tarde en las Fiestas de Carabaña, bailando con una chica rubia muy simpática, que resultó ser la sobrina del cura de Chinchón,... pero que no se atrevió a repetirlo en las fiestas de Chinchón, porque eso de ser la sobrina del cura del pueblo imponía un poco.
Tiene en la casa que fue de sus abuelos un patio donde siembra pimientos que le salen muy buenos; y ha montado una piscina de plástico para que se bañen sus nietos.  En su vida profesional arreglaba televisores y ahora lleva todas las mañanas a su nieta al colegio.


Después de compartir confidencias y afecto durante tantos largos días, hemos llegado a ser buenos amigos y esperamos que cuando termine todo esto de las alarmas y los confinamientos podamos tomarnos unas cañas, porque, hasta ahora, todos los dias salíamos a tomar el aperitivo; nos hemos tomado unos soldaditos de Pavia con una tacita de caldo y un vermú, en Casa Labra, frente al Corte Inglés de Preciados donde se fundó el PSOE, unas cañas y unas gambas a la gabardina en el Bar la Villa de Chinchón, unos zarajos con un tinto en La Ponderosa de Cuenca, y hasta una ración de gamba roja con un vinito en Casa Chimo en Denia; pero siempre de forma  virtual y, como veis, echándole bastante imaginación.



miércoles, 22 de abril de 2020

CUENTOS DEL CORONAVIRUS. 4.



Cuento número 4.- María Eduvigis no tiene quien le llame.

María Eduvigis no llegó a la tecnología; en realidad, no llegó a muchas cosas. Apenas si llegó a la escuela y solo pudo aprender a mal leer y, con mucha dificultad a entender algunas pocas cosas de las que leía..
Y tampoco llegó a los pañales desechables y tuvo que lavar a mano toda la ropa de sus siete hijos. Lógicamente tampoco llegó al trabajo que no fuese el penoso de sacar a toda su prole adelante, mientras su marido se tenía que multiplicar en varios pluriempleos para traer algo de comer a casa.
Luego llegaron mejores tiempos; dos de sus hijos entraron a trabajar en la Seat, la mayor entró en El Corte Inglés y las dos pequeñas hicieron magisterio.El Francisco y el Afovinio ayudaban al padre y, ya digo, el hogar iba progresando y hasta pudieron comprar un pisito por San Blas que colmaba sobradamente todas las expectativas de María Eduvigis.
Los hijos se fueron casando y Riquelme, su marido y ella se quedaron solos en aquel piso de cerca de  la Cruz de los Caídos, del que ella decía que era ya demasiado grande para ellos dos solos. 
Y llegó el CORONAViRUS a esa edad impropia en la que ya no se está para esos ajetreos, y a Riquelme se lo llevaron a las urgencias del Hospital.
Sus hijos la siguen visitando dentro de las restricciones, y tiene cubiertas todas sus necesidades básicas; pero desde hace ya veintitantos días no ha podido hablar con su Riquelme, que también sufre en soledad este aislamiento que no llega a entender del todo.
María Eduvigis está sola en casa y no tiene quien le pueda comunicar con su Riquelme del que nunca en su vida, se había separado más de una semana.

lunes, 20 de abril de 2020

CUENTOS DEL CORONAVIRUS. 3



Cuento número 3.- Las venas de Genaro no daban para mucho más.

(Otro cuento basado en hechos reales, cuyo protagonista tampoco soy yo; y no lo voy a repetir más)

Genaro, de joven era muy miedoso para eso de la sangre; no digo más que cuando fue a la mili y le hicieron su primer análisis, se desmayó y fue el hazme reír de todo el regimiento, cuyas bromas no cesaron hasta que terminó el campamento.
Luego de más mayor no cambio nada y se mareaba cuando acompañaba a su hijo a los análisis. Una mañana hasta llegó a perder el equilibrio ante los asombrados ojos de su vástago que no entendía lo de tener un padre tan miedica.
Pues nada, que nuestro bueno de Genaro se infectó del maldito Coronavirus y terminó en las urgencias del Hospital.
Aquello era un caos y las enfermeras no daban abasto para atender a tanto paciente.
A Genaro le tocaron dos jovencitas, estudiantes de enfermería que habían sido reclutadas hacía dos días, para intentar paliar las carencias del servicio.
Una de ellas, detrás de su mascarilla, sudaba la gota gorda buscando la vena de Genaro, que parecía jugar al escondite.
Parecía misión imposible, era imposible encontrar una vena mínimamente viable para colocar la vía. 
Ante la desesperación de la muchacha, Genaro, en un acto de insólita valentía, le dijo que no se preocupase, extendió su brazo y aguantó estoicamente los pinchazos indiscriminados de la joven aprendiz, que, por fin, pudo conseguir su cometido. 
Ahora Genaro piensa que desde ese día sus venas, asustadisimas, se han escondido más si cabe y ya no dan para mucho más.

sábado, 18 de abril de 2020

CUENTOS DEL CORONAVIRUS. 2



Cuento número 2.- Los muertos de las camas de al lado.
(Un cuento macabro de humor negro, basado en hechos reales, que realmente, aunque el protagonista se llama como yo; no me ocurrió a mi)

Lo que os voy a contar, ocurrió en verdad; yo no me lo he inventado.
Debía ser a eso de las doce de la mañana cuando me llevaron a la habitación. Yo venía de la sala 1 de prehospitalizacion de las urgencias del hospital. Como suele ocurrir en estos casos llegaba totalmente desubicado y en la habitación había otras dos camas, a ambos lados de la que me colocaron. El de la derecha, entre toses, me hizo una mueca que podría ser hasta un saludo de bienvenida; la enfermera le llamó Abilio y le acercó una botella de agua lo que pareció aplacarle la tos.
Esteban parece ser que se llamaba el de la izquierda que en ese momento hablaba por teléfono e insistía a su interlocutor que se encontraba muy bien, aunque le delataba una tos profunda que parecía arrancarle el alma. También me hizo una mueca en forma de saludo y siguió con su perorata por teléfono.
Cuando las enfermeras me acomodaron en la cama, quedé entre mis dos nuevos compañeros, que no parecían demasiado comunicativos, lo que en ese momento, sin duda, agradecí.
Nos trajeron la comida; nadie habló y mis dos compañeros cada vez daban más muestras del deterioro al que se iban acercando.
Después de la cena todo quedó más o menos en una calma que cada vez se veía  más agredida por los ronquidos mezclados de las toses de mi compañero al que llamaban Esteban, que de nuevo hablaba por teléfono asegurando que se encontraba muy bien. 
Y yo me quede dormido, bueno en la duermevela a la que te lleva un día en que tu cuerpo está dolorido y tu alma no ha descansado desde que hacía ya dos días había salido de casa, 
Por eso lo oí; serian esto de lan cinco de la mañana; se encendieron las luces de la habitación; dos enfermeros con unos monos blancos, con un casco también blanco en la cabeza, traían un saco negro de plástico.
-No pasa nada, Manuel; tú sigue durmiendo
Enseguida me percaté; la tos había cesado y todo había quedado en un siniestro silencio que parecía oprimirme el corazón que no sabía si latir más fuerte o acompasarse a mi respirar asistido por un oxígeno que apenas llegaba a mis pulmones. 
No me moví, ni lógicamente me podía dormir. Allí estaba yo acurrucado en la cama sin atreverme a mirar a mi izquierda donde mi recientísimo vecino Esteban había dejado de penar.
Cuando las primeras luces del alba entraron por la ventana y me atreví a mirar de reojo, el saco de plástico negro estaba totalmente cerrado y tapado con una sábana que le cubría por completo.
Hasta eso de las ocho de la mañana, el pobre Esteban permaneció ahí, a mi lado, transmitiéndome, seguro que sin quererlo, un miedo profundo que me paralizaba todo el cuerpo. Volvieron a entrar los de los monos y los cascos blancos y en mi mente di un postrero adiós de despedida a mi efímero compañero a quien no le había podido acompañar ningún familiar en su tránsito final.
En poco más de diez minutos, unas eficientes limpiadoras dejaron todo como si allí nada hubiera pasado; pero esa mañana, tampoco pude desayunar absolutamente nada.
Y ahí me tenéis, acurrucado en la cama, sin poder volverme a mi izquierda porque me parecía que el pobre Esteban podía rebullirse en su cama.
Y llegó la comida, y ni aún con la cariñosa insistencia de Yolanda, la enfermera, pude llevarme un bocado a la boca.
Abilio, mi ya único compañero, no era muy hablador y no supe si realmente se había enterado de lo ocurrido.
Esa tarde, después de la siesta, entre toses y suspiros prolongados me contó que había tenido quince hijos, quince nietos y ya tenía quince biznietos.
Ya no hablo más.
Durante varias, larguísimas horas, solo la tos profunda; los ahogos que apenas podían aplacar un oxígeno a tope y un respirar entrecortado que a mi me asustaba más y más, por momentos.
A eso de las nueve me levanté para ir al baño. Cuando salí; ahí estaban los de los monos blancos con su bolsa de plástico negra.
Cuando me vieron salir, me acompañaron a mi cama y me volvieron a decir que no me preocupara.
Esta vez me volví a mi izquierda y así permanecí durante varias horas, sin atrever a moverme e intentando encontrar una oración como despedida para Abilio que no había podido tener el consuelo ni de sus hijos, ni de sus nietos, ni siquiera de ninguno de sus quince biznietos, en los últimos instantes de su vida.
Sería a eso de las siete de la mañana cuando los de los monos y de los cascos blancos, se llevaron a mi último compañero; y poco más de un cuarto de hora después, como la vez anterior, todo había quedado en perfecto estado de revista.
Después de un día con tantas emociones y sobresaltos, empezó a entrarme un sopor que me invadía y no dejaba ni de moverme.
Y me debí quedar profundamente dormido.
Me pareció que se cercaron dos enfermeras y me pareció escuchar:
?Como se llamaba?
Manuel CARRASCO...si, como el cantante...
Bueno en realidad no se si dijo cómo se llamaba o cómo se llama...
Así que aquí me tenéis esperando a ver si me despierto dentro de un rato o me encuentro que entran por la puerta los de los cascos blancos, con su saco de plástico preparado.

viernes, 17 de abril de 2020

CUENTOS DEL CORONAVIRUS. 1



Cuento número 1.- Eustaquio Manuel aprende el arte del aseo hospitalario.
(Ni que decir tiene que no es que esté basado en hechos reales, es que es real como la vida misma. Ah y Eustaquio Manuel tampoco soy yo)

No os creáis que es fácil, que no; eso del aseo personal tiene su aquel.
Eustaquio Manuel nunca había estado hospitalizado; además, desde pequeño, siempre había tenido un poco de pudor y siempre le costó desnudarse delante de la gente.
Pues llegas aquí, unas enfermeras muy profesionales te quitan la ropa y te invitan a que te hagas el aseo. En el cuarto de baño, muy pequeño el,  hay una pequeña ducha pero el plato es toda la habitación y por mucho que te esmeres terminas poniendo perdido todo el cuarto de aseo.
Luego te vas lavando por partes y terminas secándote como mejor Dios te da entender.
Eustaquio Manuel lo paso muy mal; le podía el pudor y pasó un mal rato... pero eso fue el primer día, ahora presume de haber aprobado con nota el primero de aseo hospitalario.

miércoles, 15 de abril de 2020

CUENTOS DEL CORONAViRUS



Cuentos del Coronavirus.

En estos días, muchos, de confinamiento y soledad ha dado mucho tiempo para todo; hasta para divagar como sonámbulo por la vida y ver, muy al final del túnel, una lucecita que al final se ha ido agrandando y ha vuelto a dar luz a la vida.
En estos días, he podido vivir las historias de las personas que me rodeaban; historias cargadas de cariño, de entrega, de heroísmo, incluso; que me han inspirado algunos relatos, que desde hacía un tiempo los tenía algo olvidados.
Los voy a encuadrar dentro de una serie que he titulado “Cuentos del Coronavirus”.
Habrá relatos duros y dramáticos como ha sido la realidad para muchos; relatos más amables, incluso impregnados de un cierto sentido del humor. Todos ellos llevan la dedicatoria especial para las personas que desde el Hospital nos han hecho la vida más llevadera, más amable, e incluso, más alegre. Va por todos esos profesionales que se merecen nuestro reconocimiento, nuestra admiración y todo nuestro cariño.

Estos relatos los iré publicando próximamente en el Blog del Eremita.

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EN EL CAFÉ DE CHINITAS

EN EL CAFÉ DE CHINITAS
La copla de Lorca, cantada por María Antonia Moya, acompañada a la guitarra por Fernando Miguelañez. 1986. Para escuchar la canción, pinchar en la imagen

VERDE, QUE TE QUIERO VERDE

VERDE, QUE TE QUIERO VERDE
Maria Antonia Moya canta el Romance Sonámbulo de Federico García Lorca. Puedes escucharlo pinchando la imagen.

LOS CUATRO MULEROS.

LOS CUATRO MULEROS.
Canta: María Antonia Moya. 1986.Para escucharlo,pinchar en la imagen.

PERFIDIA

PERFIDIA
Canta Maria Antonia Moya, acompañada a la guitarra por Fernando Miguelañez. Año 1986. Para escuchar la canción, pincha en la imagen.

PASODOBLE DE CHINCHÓN

PASODOBLE DE CHINCHÓN
Letra: L.Lezama - Música: Palazón. Canta: María Antonia Moya. 1987Puedes escucharlo pinchando en la imagen

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"El amargo sabor de las rosas" Novela. Marzo de 2017

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"La boda" 1996 -2001. Inédito.Para leer el cuento, pincha en la imagen

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"Andanzas y sentires" 2003. Inédito. Para leer el libro, pinchar en la imagen,

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EL CIELO DE LAS AMAPOLAS
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CUENTOS DE OTOÑO
Cuentos de Otoño. 2006. Si quieres leer los cuentos, pulsa en la imagen.

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LUZ DEL CIELO Y OTROS RELATOS CON NOSTALGIA
“Luz del Cielo” y otros relatos con nostalgia. 2019. Proximamente en este blog

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CUENTOS DE CAFÉ CON LECHE
Cuentos de café con leche. Pinchar en la imagen para leer los cuentos.

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"Cuentos amorales" 2005. Inédito. Para leer los cuentos, pincha en la imagen

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LOS VELOS DE LA MEMORIA I. HISTORIA DEL SOLAR

LOS VELOS DE LA MEMORIA I. HISTORIA DEL SOLAR
"Los velos de la memoria". Historia del Solar. Edición restringida de 95 ejemplares. Se presentó el 10.1. 2010.

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LOS VELOS DE LA MEMORIA II. EL AMO.
Los Velos de la Memoria II. El Amo. Edición digital. 2012.

DÉJAME QUE TE CUENTE....

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"Déjame que te cuente"... 2013. Recopilación. Para leerlo, pinchar en la portada del libro.

LOS VELOS DE LA MEMORIA III LA HEREDERA

LOS VELOS DE LA MEMORIA III LA HEREDERA
LOS VELOS DE LA MEMORIA III. La Heredera..AÑO 2014.

HISTORIAS DE INTRIGA PARA DORMIR LA SIESTA

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2013. Recopilación. Para leer los relatos, pinchar en la portada

MIS LIBROS DE ENSAYO. LA OPINIÓN DEL EREMITA

MIS LIBROS DE ENSAYO. LA OPINIÓN DEL EREMITA
LA OPINIÓN DEL EREMITA. Recopilación. 2008-2013. Para leer los trabajos, pinchar en la portada.

LA OPINIÓN DEL EREMITA 2º TOMO

LA OPINIÓN DEL EREMITA 2º TOMO
Segunda entrega. Próximamente en este blog.

MIS OBRAS DE TEATRO.

MIS OBRAS DE TEATRO.
Un ramito de Violetas. Para leerlo, pulsar en la portada.

MIS LIBROS DE POESÍAS.

MIS LIBROS DE POESÍAS.
"SINSENTIDO" Para leer las poesías, pinchar en la portada.

MIS LIBROS DE VIAJES

MIS LIBROS DE VIAJES
Los viajes del Eremita.Volumen I. 2016.

LOS VIAJES DEL EREMITA VOLUMEN II

LOS VIAJES DEL EREMITA VOLUMEN II
VOLUMEN II. LOS VIAJES DEL EREMITA.

LOS VIAJES DEL EREMITA. VOLUMEN III

LOS VIAJES DEL EREMITA. VOLUMEN III
Los viajes del Eremita. 2016.

LOS VIAJES DEL EREMITA. VOLUMEN IV

LOS VIAJES DEL EREMITA. VOLUMEN IV
Los viajes del eremita.Volumen IV. 2016.

EL CATÁLOGO DE MI PINTURA.

EL CATÁLOGO DE MI PINTURA.
POLITÉCNICA. CATÁLOGO DE ARTE. Pintura, dibujo, diseño.Para ver el catálogo, pinchar la portada

FOTOGRAFÍA: ESPAÑA,UN MOSAICO DE IMÁGENES.

FOTOGRAFÍA: ESPAÑA,UN MOSAICO DE IMÁGENES.
ESPAÑA: UN MOSAICO DE IMÁGENES. Fotografías. Para verlo, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: CHINCHÓN EN DUOTONO.

FOTOGRAFÍA: CHINCHÓN EN DUOTONO.
CHINCHÓN EN DUOTONO. Fotografía.Para ver la exposición, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA. DETALLES

FOTOGRAFÍA. DETALLES
MAS DETALLES. Fotografías. Para ver la exposición pincha en la portada.

FOTOGRAFÍA: ACORTANDO DISTNACIA

FOTOGRAFÍA: ACORTANDO DISTNACIA
ACORTANDO DISTANCIAS. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: FRUTAS Y VERDURAS

FOTOGRAFÍA: FRUTAS Y VERDURAS
FRUTAS Y VERDURAS. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: PAISAJES EN MI RECUERDO

FOTOGRAFÍA: PAISAJES EN MI RECUERDO
PAISAJES EN MI RECUERDO. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: FOTOGRAFÍAS OCULTAS

FOTOGRAFÍA: FOTOGRAFÍAS OCULTAS
FOTOGRAFÍAS OCULTAS. Fotografía. Para ver la exposición, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: DENIA EN FALLAS

FOTOGRAFÍA: DENIA EN FALLAS
DENIA EN FALLAS. Fotografías. Para ver la exposición, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: CHINCHÓN EN FIESTAS

FOTOGRAFÍA: CHINCHÓN EN FIESTAS
CHINCHÓN EN FIESTAS. Reportaje fotográfico. Para verlo, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: TURISMO

FOTOGRAFÍA: TURISMO
TURISMO. IMÁGENES DE MIS VIAJES. Fotografías. Para verlas, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: MIS FOTOS.

FOTOGRAFÍA: MIS FOTOS.
MIS FOTOS. Folografías: para verlas, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: COMIDAS

FOTOGRAFÍA: COMIDAS
COMIDAS. Fotografías. Para verlas, pinchar en la portada

FOTOGRAFÍA: UN VIAJE A CÓRDOBA Y GRANADA

FOTOGRAFÍA: UN VIAJE A CÓRDOBA Y GRANADA
VIAJE A CÓRDOBA Y GRANADA.FOTOGRAFÍAS. Para ver el reportaje, pinchar en la portada.

FOTOGRAFÍA: FLORES Y PLANTAS

FOTOGRAFÍA: FLORES Y PLANTAS
Flores y Plantas. FOTOGRAFÍAS. Para ver esta exposición, pinchar en la portada.

LAS RECOMENDACIONES DEL EREMITA: CHINCHÓN MONUMENTAL.

LAS RECOMENDACIONES DEL EREMITA: CHINCHÓN MONUMENTAL.
CHINCHÓN MONUMENTAL. Una visita virtual por las calles, plaza y campos de Chinchón. Para verlo, pinchar en la foto.

Museo Etnológico LA POSADA DEL ARCO

Museo Etnológico LA POSADA DEL ARCO
Una visita al Museo LA POSADA DEL ARCO.Para ver la visita virtual, pinchar en la fotografía.

EL MUSEO ULPIANO CHECA

EL MUSEO ULPIANO CHECA
Una visita al Museo ULPIANO CHECA en Colmenar de Oreja.Para ver la visita virtual, pincha en la imagen:

IMÁGENES RELIGIOSAS DE CHINCHÓN

IMÁGENES RELIGIOSAS DE CHINCHÓN
Una visita a las IMÁGENES RELIGIOSAS de CHINCHÓN.Para ver las imágenes, pincha en la Galería.

CARTELES DE TURISMO EN EL MUNDO

CARTELES DE TURISMO EN EL MUNDO
Un recorrido por distintos países y ciudades, visitando sus carteles de turismo. Para verlos, pinchar en la imagen.

ALELUYAS CHINCHONETAS

ALELUYAS CHINCHONETAS
ALELUYAS CHINCHONETAS. Para poder ver todas las aleluyas chinchonetas, pinchar en el dibujo.

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