Cuento número 1.- Eustaquio Manuel aprende el arte del aseo hospitalario.
(Ni que decir tiene que no es que esté basado en hechos reales, es que es real como la vida misma. Ah y Eustaquio Manuel tampoco soy yo)
No os creáis que es fácil, que no; eso del aseo personal tiene su aquel.
Eustaquio Manuel nunca había estado hospitalizado; además, desde pequeño, siempre había tenido un poco de pudor y siempre le costó desnudarse delante de la gente.
Pues llegas aquí, unas enfermeras muy profesionales te quitan la ropa y te invitan a que te hagas el aseo. En el cuarto de baño, muy pequeño el, hay una pequeña ducha pero el plato es toda la habitación y por mucho que te esmeres terminas poniendo perdido todo el cuarto de aseo.
Luego te vas lavando por partes y terminas secándote como mejor Dios te da entender.
Eustaquio Manuel lo paso muy mal; le podía el pudor y pasó un mal rato... pero eso fue el primer día, ahora presume de haber aprobado con nota el primero de aseo hospitalario.