Meterse en camisa de once varas. Esta expresión tiene su origen en la ceremonia que se hacía en la Edad Media para adoptar a uno como hijo, consistente en que el padre adoptante metía al que iba a ser adoptado por la manga, muy holgada, de una camisa, y lo sacaba por el cabezón o cuello, hecho lo cual le daba un beso en la frente. Sucedía a veces que salían mal estas adopciones, por lo que se aconsejaba al que trataba de ser adoptado que "no se metiera en camisa de once varas".
Luna de miel. Según un proverbio árabe "la primera luna después del matrimonio es de miel, y las que le siguen, de absinto, o amargas, como el acíbar". La luna es el periodo de 28 días con que contaban los árabes el tiempo, no por meses.
A buenas horas, mangas verdes. En tiempos de los cuadrilleros de la Santa Hermandad, éstos vestían un uniforme de mangas verdes. Y como casi nunca llegaban a tiempo para capturar a los malhechores, los delitos quedaban impunes.
Ahí me las den todas. Varias interpretaciones coinciden con su origen. Dicen que un alguacil fue en representación del corregidor a poner paz en un altercado, recibiendo cuatro bofetadas. El alguacil volvió al corregidor contándole lo sucedido y diciéndole que esas bofetadas se las habían dado a él mismo, por cuanto el alguacil era su representante. A lo que contestó el corregidor "pues ahí me las den todas".
Tocarle a uno el mochuelo. Sobre esta frase se cuenta que un mozo andaluz y un soldado gallego llegaron de noche a una posada y pidieron de cenar. Les advirtieron que no tenían más que una perdiz y un mochuelo. El andaluz dijo que se los trajeran, que ya se arreglarían. Y cuando les sirvieron las dos aves, el andaluz propuso: "Mira, aquí no hay más remedio que repartir la cena por igual; o tú te comes el mochuelo y yo la perdiz, o yo me como la perdiz y tú el mochuelo; elige". El gallego exclamó tristemente: "no sé cómo te las arreglas que siempre me ha de tocar a mí el de la cabeza gorda".
Hacerse el sueco. Este sueco viene de la palabra latina soccus, especie de calzado que en el teatro romano llevaban los cómicos, a diferencia de los trágicos. Hacerse el sueco equivale a hacerse el tonto o torpe, el que no entiende lo que se le dice.
Echar con cajas destempladas. Antiguamente en la milicia, para echar a un soldado que había cometido un delito ruin e infame, se destemplaban las cajas (los tambores) y tocándolas de esta manera se le acompañaba hasta echarle del lugar.
Ni chicha ni limoná. Chicha es una bebida alcohólica hecha de la fermentación del maíz en agua azucarada. Ni chicha ni limonada significa no valer para nada, no ser una cosa ni otra.
Poner pies en polvorosa. "Huir". Significa echar carretera adelante, porque polvorosa en vocabulario de germanía designaba el camino lleno de polvo.
Echar pestes. Proviene de la frase "echar pésetes". Los pésetes eran reniegos o imprecaciones.
De tiros largos. Antiguamente, sólo el rey y la grandeza podían uncir a sus carrozas el tiro de caballos delantero a mayor distancia de los demás; distancia que lo separaba muchas veces de los tiros traseros mediante cuatro o cinco varas de correas o tirantes, lo que se llamaba tiros largos. De ahí que se empezó a usar esta expresión cuando se va vestido de gala.
De perillas. "A propósito, muy oportuno". Esta expresión alude a la perilla o punta saliente del borrén delantero de la montura del caballo, que es muy oportuna para el jinete cuando el caballo hace un extraño, para agarrarse y no caerse.
Calentarse la boca. "Ser descomedido en el hablar". Proviene del hecho de que a los caballos cuando se les calienta la boca, se desbocan y pierden el control, no obedeciendo al freno.
Buscarle tres pies al gato. Es un dicho corrompido del verdadero "buscar cinco pies al gato", al que solía añadirse "y no tiene sino cuatro", y aún esta coletilla "no, que son cinco con el rabo".
Hacer pinitos. Se refería en un principio a empezar los niños a andar. Hacer "pino" o "pinito" es levantarse y ponerse en pie, aunque vuelva a caerse.