Hacer reír, tal vez llorar; soñar.
Volver a los juegos de infancia, recordar.
Envejecer junto a una ventana contando miles de estrellas; pensar que estás junto a ella, en el tiempo que era tu amada.
Vivir en tiempos futuros que no llegarán; pensar que no hay distancia en el espacio que os pueda separar.
Amar a varias mujeres sin engañar a ninguna; ser un hombre o una mujer, a tu voluntad.
Sufrir o gozar, estar sola y soñar con paraísos poblados de valquirias y amazonas.
Enamorarte de un gato, poner nombre a un colibrí, explorar el Serenguetti, pintar de rosa la aurora.
Viajar al centro de su alma, poner una sonrisa en sus ojos y en su cara, serle alguna vez infiel y, aún así, poder vivir para siempre enamorado.
Fabricar otras vidas. Jugar a ser un poco dios, creando mil universos para vivir, a solas, los dos.
Poder ser feliz cuando estás en medio de la nada... eso, es escribir.
Y, a veces, yo juego a este juego de ser escritor.