En estos parajes de la costa malagueña, te puedes encontrar bellos rincones en los que admirar preciosas flores, olivos disfrazados de bonsáis, surtidores de agua entre plantas y esculturas, pequeñas ermitas blancas, árboles frondosos, prados verdes y cuidados, fuentes de cuatro caños...
y palmeras
que me hicieron recordar aquella entrañable poesía de Gerardo Diego:
Si la palmera pudiera.
Si la palmera pudiera
volverse tan niña, niña,
como cuando era una niña
con cintura de pulsera.
Para que el Niño la viera...
Si la palmera tuviera
las patas del borriquillo,
las alas del Gabrielillo.
Para cuando el Niño quiera
correr, volver a su vera...
Si la palmera supiera
que sus palmas algún día...
Si la palmera supiera
por qué la Virgen María
la mira... Si ella tuviera...
Si la palmera pudiera...
...la palmera...