JORNADA SIETE: Aún no había terminado todo.
Chinchón había quedado totalmente destruido. Habían muerto muchos hombres, lo que suponía haber perdido un gran potencial de mano de obra que que iba a tener repercusión en la capacidad para la reconstrucción del pueblo. Pero es que además Chinchón seguía en territorio ocupado por las tropas francesas y en estado de guerra permanente. Las autoridades militares francesas seguían reclamando la obligación del pueblo a suministrar víveres y otros productos para la tropa. Ya no era sólo una labor de abastecimiento teóricamente remunerado, era una obligación de entregar lo que los soldados necesitaban bajo amenazas incluso de cárcel a los que no lo cumpliesen. Esta situación fue permanente durante el año 1809, y se agravó a partir del mes de Agosto. Las tropas francesas se preparaban para iniciar la campaña de Andalucía. Durante ese verano y hasta el mes de octubre se fueron concentrando un gran contingente de tropas en las cercanías de Aranjuez y Arganda, donde tenían su cuartel general de la zona, para preparar la ofensiva que después fue conocida como la batalla de Ocaña.
Las instalaciones que disponían eran insuficientes para albergar a todos los soldados que llegaban y tuvieron que acantonar las tropas en los distintos pueblos de la comarca. Concretamente en Chinchón, durante la segunda quincena del mes de agosto estuvo acantonada la división alemana. Al mes siguiente se concentró también la división polaca. Encontramos en los libros capitulares del ayuntamiento diversas actas de estas fechas en las que se puede apreciar la situación de desesperación de las autoridades que eran incapaces de dar satisfacción a las demandas de los franceses. Ya el 13 de junio se había recibido un requerimiento del Comandante de Armas del Real Sitio de Aranjuez, a los Alcaldes ordinarios del pueblo, reclamando el suministro de víveres, amenazándoles incluso con la prisión si no atendían el compromiso de abastecimiento diario a la tropa. Ante la situación de carencia que había en el pueblo se acuerda hacer uso de los diezmos pontificios para hacer frente a la manutención de los soldados.
Pero la situación más desesperada se produjo cuando el ejército se acantonó en Chinchón. Durante el mes de Septiembre las reuniónes de los responsables municipales eran casi diarias. Encontramos el detalle de los acuerdos tomados en el libro capitular, donde se indica el 3 de septiembre que por haberse consumido toda la leña que había tanto en casas particulares como en las distintas fábricas de Chinchón para tender las necesidades de la tropa, se autorizaba a cortar leña en el Bosque de Valdemorera, con la indicación de que se hiciese el menor daño posible a las plantas. Una semana después, el 9 de septiembre se da cuenta de que es imposible abastecer al ejército imperial con el trigo disponible en las casas, con lo que se tiene que tomar la penosa decisión de disponer del que había en el Pósito, destinado al préstamo para la siembra a los agricultores. Al día siguiente tienen que afrontar la necesidad de recaudar la cebada que reclamaban las tropas francesas, y el día 13 de ese mismo mes la situación se hace desesperada y el pueblo se concentra en la plaza, ante la casa consistorial, por no poder soportar la presión a que es sometido para abastecer a la tropa.
Ante la carencia de materias primas sólo era posible disponer de dinero para comprarlas, pero tampoco se podía grabar más a los pobres vecinos después de tantas calamidades como habían sufrido. Cada uno de los responsables municipales hace sus propuestas y la decisión final es hacer una cuestación entre los principales contribuyentes del pueblo para recaudar fondos. En esta cuestación participa también la Confradía del Santísimo Cristo de Gracia que aporta 45 reales y 8 maravedíes. También se acuerda disponer de los 13.833 reales que en el mes de agosto se habían recibido de la aportación de los impuestos de mojona correspondientes al primer semestre del año 1809.
Desde mediados de octubre se inician los movimientos de las tropas para tomar posiciones en los pueblos de Toledo hasta que a primeros de noviembre empiezan las maniobras previas a la batalla de Ocaña que tiene lugar a mediados de ese mes. Las tropas francesas vencen a los españoles lo que les abre las puertas para avanzar hacia Andalucía. A partir de ese momento disminuyó sensiblemente la presión sobre Chinchón.
Y sólo queda la conclusión, que se lo contaré mañana...