Capítulo Cuarto: Conflicto Laboral.
El lunes se levantó a las seis y media, porque casi no había podido dormir. Se asomó por la ventana y adivinó que en un coche rojo, aparcado delante del portal, había un periodista con un teleobjetivo preparado.
Como todas las mañanas se preparó el café con leche que tomó con unas galletas. Bajó directamente al garaje en el ascensor y no se encontró a nadie, cogió su coche con toda normalidad, pero cuando llegó a la calle advirtió que un coche rojo le seguía de cerca.
Dejó el coche en su plaza de aparcamiento dentro del edificio de la Empresa, por lo que el coche que le seguía no tuvo más remedio que quedarse fuera.
Cuando salió del ascensor en la décima planta se le acercó Matias, el ordenanza:
- Buenos dias, Sr. Castañeda... El Sr. director está en su despacho y quiere verle lo antes posible.
- Gracias, Matias. Dejo mi portafolios en el despacho y paso a verle inmediatamente.
A Simón no le extrañó ni que Edmundo, el Director, estuviese ya en su despacho ni que quisiera verle. Para él la Empresa era lo primero. Tenía cuarenta años. Se había doctorado en Administración de Empresas por la Universidad de Deusto y contaba con toda la confianza del Presidente de la Organización. Estaba casado y tenía dos hijos, aunque ninguna de estas dos circunstancias eran demasiado importantes para él.
- Entra Simón, entra y siéntate.
- Buenos dias, Edmundo, ¿Querias verme?
- Claro que sí. Eres el personaje del dia... ¿Qué se siente cuando uno es famoso..? - al tiempo que le enseñaba la portada del ABC del dia anterior -
En el tono de sus palabras se podía apreciar un cierto malestar que se esforzaba por no explicitar.
- Es un hecho intrascendente. Dentro de unos dias ya nadie se acordará de esto y me dejarán en paz.
- Vamos, Simón. Yo, mejor que nadie, sé que para tí el dinero es un factor secundario. Me has demostrado en repetidas ocasiones que hay valores mucho más importantes para tí a la hora de tomar decisiones personales... Pero eso de renunciar olímpicamente a cincuenta millones de pesetas cuando ya los tenias en tus manos...- respiró - Porque hablando en teoría, cuando en el fondo se sabe que no lo vas a conseguir, es muy fácil decir que no quieres el dinero... pero lo tuyo... es ¡muy fuerte!
- Pues eso es precisamente lo que me ha motivado: demostrar a todo el mundo que hay quienes somos capaces de no dar al dinero más valor que el que realmente tiene; un valor que es necesario para subsistir... Y esto no quiere decir que vaya aceptar que me rebajes el suelo.- se atrevió a bromear -
Edmundo forzó una sonrisa y adoptó una postura más hierática. Se le veía incómodo.
- Mira, Simón. El que hayas demostrado que eres una persona culta y con los nervios templados es una satisfacción para todos los que formamos parte de esta Empresa. Por otra parte no era necesaria esta demostración porque todos conocíamos tu valía... Pero esta decisión tuya... No sé... no sé...
- ¿ Pasa algo ?
- Pasar, no pasa nada. Pero ya desde ayer, y hoy a primera hora, he recibido varias llamadas de los medios de comunicación que quieren entrevistarme para pedirme mi opinión sobre el tema... y esto es incómodo...
- Ya verás cómo en un par de dias se olvida todo...
- Eso espero... eso espero.
La puerta del despacho de Simón estuvo mucho más concurrida que de costumbre. Los más allegados pasaban para hacerle algún comentario, la mayoría en tono jocoso, los demás se limitaban a miradas furtivas y cuchicheos en voz baja. Sólo Pilar, su secretaria, le preguntó cómo se sentía . Ella fué la que tuvo que padecer durante toda la mañana un torrente de llamadas telefónicas, desde las de los medios de comunicación solicitando una entrevista hasta la de algunos clientes que querían confirmar que el protagonista de la historia era realmente el "consultor" que conocían.
Capítulo Quinto: Sòlo ante el peligro.
- Mira, Emily, escuchame. Con esto nos forramos. He hecho unos contactos y por un reportaje dando una serie de detalles de vuestra familia, aunque tu padre no haga declaraciones, se pueden sacar por lo menos cinco millones. Si facilitamos fotografias, por ejemplo, del dia de su boda, con vosotros cuando érais pequeños y podemos conseguir alguna de su empresa... hasta podríamos duplicar la cifra.
- Ernesto, esto es muy delicado.. Es mi padre y ya sabes cómo piensa...
- ¿Están tu madre y tu hermano en casa? ... Pues no os movais de ahí. Yo llego en un cuarto de hora y lo hablamos tranquilamente... Si no os parece bien... lo dejamos y no ha pasado nada...
- Vale; no tardes... un beso.
Cuando llegó Ernesto ya se había formado el "cónclave" familiar en el salón. Las posiciones estaban más o menos claras: Emily dudaba, Jorge estaba decididamente en contra, Alejandra no tenía ninguna duda: había que aprovechar esta oportunidad.
- Ernesto, hijo, - ¿era la primera vez que le llamaba así? - dinos en que consiste lo que le has contado a Emily.
- Tengo un amigo que se dedica a eso de las exclusivas. Ha hecho varios contactos con distintas editoriales y existe interés por la historia... Lo ideal sería un reportaje con declaraciones exclusivas de Simón... pero unas manifestaciones de la familia con fotografias que den una imagen real vuestra y hablando de las motivaciones de Simón, también se cotizan...
- ¿Y quien haría el reportaje?
- Pienso que yo soy el más indicado. Por un lado nos garantiza que no se va a publicar nada que no queramos... y por otro lado, esto podría ser una oportunidad para darme a conocer en el medio....
- Yo estoy totalmente en contra de lo que estais planteando. Vamos a vender nuestra intimidad... Me veo alternando, dentro de poco, con Antonio David, Ernesto Neira o cualquiera de los del "Gran Hermano" ...
- Es diferente; ellos se han hecho famosos, en el mejor de los casos, por dar a conocer la parte negativa de su intimidad; nosotros vamos a hablar de una decisión de nuestro padre que le honra, que ha demostrado que tiene una escala de valores nada materialista y que puede ser un ejemplo en este mundo hedonista de final de siglo...
- Te estas pasando, Clara Emilia. Lo que dices es una necedad y además te estas pareciendo a esos presentadores hipócritas que caen precisamente en lo que dicen atacar y son capaces de justificar cualquier barbaridad con el pretesto de dar al espectador una muestra del perfil psicològico de la sociedad en que vivimos.
- Dejaros de disquisiciones filosóficas. Si por no hacer nada ilegal se pueden conseguir unos cuantos millones... ¿Por qué lo vamos a perder?
- Al menos, habrá que consultarlo con papá.
- Ya sabemos que él se opondría. Además dijo que si queríamos los millones que nos presentásemos nosotros al concurso... De alguna forma, en este caso él no tiene que hacer nada... Lo vamos a hacer sólo nosotros...
- Pues yo no quiero participar en ello... y por supuesto, tampoco quiero nada del dinero...
- Hermanito, no te necesitamos. Yo no estaba muy convencida, pero ahora no tengo ninguna duda... No hacemos daño a nadie y puede ser la oportunidad de nuestra vida... Ernesto se dará a conocer... y con esos millones podemos dar la entrada del piso y nos podremos casar el año que viene.
- Y esto sólo es el principio - interrumpió Ernesto - La clave está en hacer un reportaje que diga pocas cosas pero que insinúe muchas... Esto dará pié a un segundo... y si estais dispuestas a participar en algún programa de televisión... y somos capaces de hacernos rogar... una media de tres millones por aparición no hay quien nos lo quite...
- Adelante, hijo mio - ya no era la primera vez que le llamaba así - Yo confío en tí y sé que eres una persona sensata... lo que tu hagas estará bien hecho.
- Pues yo me marcho ahora mismo porque no quiero saber nada más del asunto... Y pienso que tendría que decirle a papá lo que estais tramando...
- Eso ni se te ocurra... Ya se enterará cuando vea el reportaje en la revista... ¿Acaso nos preguntó él nuestra opinión para renunciar al dinero...?
- Tienes razón, mamá. Anda, saca el album de fotos de vuestra boda y cuando éramos pequeños para empezar a hacer una selección...
Capítulo Sexto: Despedida.
El lunes se levantó a las seis y media, porque casi no había podido dormir. Se asomó por la ventana y adivinó que en un coche rojo, aparcado delante del portal, había un periodista con un teleobjetivo preparado.
Como todas las mañanas se preparó el café con leche que tomó con unas galletas. Bajó directamente al garaje en el ascensor y no se encontró a nadie, cogió su coche con toda normalidad, pero cuando llegó a la calle advirtió que un coche rojo le seguía de cerca.
Dejó el coche en su plaza de aparcamiento dentro del edificio de la Empresa, por lo que el coche que le seguía no tuvo más remedio que quedarse fuera.
Cuando salió del ascensor en la décima planta se le acercó Matias, el ordenanza:
- Buenos dias, Sr. Castañeda... El Sr. director está en su despacho y quiere verle lo antes posible.
- Gracias, Matias. Dejo mi portafolios en el despacho y paso a verle inmediatamente.
A Simón no le extrañó ni que Edmundo, el Director, estuviese ya en su despacho ni que quisiera verle. Para él la Empresa era lo primero. Tenía cuarenta años. Se había doctorado en Administración de Empresas por la Universidad de Deusto y contaba con toda la confianza del Presidente de la Organización. Estaba casado y tenía dos hijos, aunque ninguna de estas dos circunstancias eran demasiado importantes para él.
- Entra Simón, entra y siéntate.
- Buenos dias, Edmundo, ¿Querias verme?
- Claro que sí. Eres el personaje del dia... ¿Qué se siente cuando uno es famoso..? - al tiempo que le enseñaba la portada del ABC del dia anterior -
En el tono de sus palabras se podía apreciar un cierto malestar que se esforzaba por no explicitar.
- Es un hecho intrascendente. Dentro de unos dias ya nadie se acordará de esto y me dejarán en paz.
- Vamos, Simón. Yo, mejor que nadie, sé que para tí el dinero es un factor secundario. Me has demostrado en repetidas ocasiones que hay valores mucho más importantes para tí a la hora de tomar decisiones personales... Pero eso de renunciar olímpicamente a cincuenta millones de pesetas cuando ya los tenias en tus manos...- respiró - Porque hablando en teoría, cuando en el fondo se sabe que no lo vas a conseguir, es muy fácil decir que no quieres el dinero... pero lo tuyo... es ¡muy fuerte!
- Pues eso es precisamente lo que me ha motivado: demostrar a todo el mundo que hay quienes somos capaces de no dar al dinero más valor que el que realmente tiene; un valor que es necesario para subsistir... Y esto no quiere decir que vaya aceptar que me rebajes el suelo.- se atrevió a bromear -
Edmundo forzó una sonrisa y adoptó una postura más hierática. Se le veía incómodo.
- Mira, Simón. El que hayas demostrado que eres una persona culta y con los nervios templados es una satisfacción para todos los que formamos parte de esta Empresa. Por otra parte no era necesaria esta demostración porque todos conocíamos tu valía... Pero esta decisión tuya... No sé... no sé...
- ¿ Pasa algo ?
- Pasar, no pasa nada. Pero ya desde ayer, y hoy a primera hora, he recibido varias llamadas de los medios de comunicación que quieren entrevistarme para pedirme mi opinión sobre el tema... y esto es incómodo...
- Ya verás cómo en un par de dias se olvida todo...
- Eso espero... eso espero.
La puerta del despacho de Simón estuvo mucho más concurrida que de costumbre. Los más allegados pasaban para hacerle algún comentario, la mayoría en tono jocoso, los demás se limitaban a miradas furtivas y cuchicheos en voz baja. Sólo Pilar, su secretaria, le preguntó cómo se sentía . Ella fué la que tuvo que padecer durante toda la mañana un torrente de llamadas telefónicas, desde las de los medios de comunicación solicitando una entrevista hasta la de algunos clientes que querían confirmar que el protagonista de la historia era realmente el "consultor" que conocían.
Capítulo Quinto: Sòlo ante el peligro.
- Mira, Emily, escuchame. Con esto nos forramos. He hecho unos contactos y por un reportaje dando una serie de detalles de vuestra familia, aunque tu padre no haga declaraciones, se pueden sacar por lo menos cinco millones. Si facilitamos fotografias, por ejemplo, del dia de su boda, con vosotros cuando érais pequeños y podemos conseguir alguna de su empresa... hasta podríamos duplicar la cifra.
- Ernesto, esto es muy delicado.. Es mi padre y ya sabes cómo piensa...
- ¿Están tu madre y tu hermano en casa? ... Pues no os movais de ahí. Yo llego en un cuarto de hora y lo hablamos tranquilamente... Si no os parece bien... lo dejamos y no ha pasado nada...
- Vale; no tardes... un beso.
Cuando llegó Ernesto ya se había formado el "cónclave" familiar en el salón. Las posiciones estaban más o menos claras: Emily dudaba, Jorge estaba decididamente en contra, Alejandra no tenía ninguna duda: había que aprovechar esta oportunidad.
- Ernesto, hijo, - ¿era la primera vez que le llamaba así? - dinos en que consiste lo que le has contado a Emily.
- Tengo un amigo que se dedica a eso de las exclusivas. Ha hecho varios contactos con distintas editoriales y existe interés por la historia... Lo ideal sería un reportaje con declaraciones exclusivas de Simón... pero unas manifestaciones de la familia con fotografias que den una imagen real vuestra y hablando de las motivaciones de Simón, también se cotizan...
- ¿Y quien haría el reportaje?
- Pienso que yo soy el más indicado. Por un lado nos garantiza que no se va a publicar nada que no queramos... y por otro lado, esto podría ser una oportunidad para darme a conocer en el medio....
- Yo estoy totalmente en contra de lo que estais planteando. Vamos a vender nuestra intimidad... Me veo alternando, dentro de poco, con Antonio David, Ernesto Neira o cualquiera de los del "Gran Hermano" ...
- Es diferente; ellos se han hecho famosos, en el mejor de los casos, por dar a conocer la parte negativa de su intimidad; nosotros vamos a hablar de una decisión de nuestro padre que le honra, que ha demostrado que tiene una escala de valores nada materialista y que puede ser un ejemplo en este mundo hedonista de final de siglo...
- Te estas pasando, Clara Emilia. Lo que dices es una necedad y además te estas pareciendo a esos presentadores hipócritas que caen precisamente en lo que dicen atacar y son capaces de justificar cualquier barbaridad con el pretesto de dar al espectador una muestra del perfil psicològico de la sociedad en que vivimos.
- Dejaros de disquisiciones filosóficas. Si por no hacer nada ilegal se pueden conseguir unos cuantos millones... ¿Por qué lo vamos a perder?
- Al menos, habrá que consultarlo con papá.
- Ya sabemos que él se opondría. Además dijo que si queríamos los millones que nos presentásemos nosotros al concurso... De alguna forma, en este caso él no tiene que hacer nada... Lo vamos a hacer sólo nosotros...
- Pues yo no quiero participar en ello... y por supuesto, tampoco quiero nada del dinero...
- Hermanito, no te necesitamos. Yo no estaba muy convencida, pero ahora no tengo ninguna duda... No hacemos daño a nadie y puede ser la oportunidad de nuestra vida... Ernesto se dará a conocer... y con esos millones podemos dar la entrada del piso y nos podremos casar el año que viene.
- Y esto sólo es el principio - interrumpió Ernesto - La clave está en hacer un reportaje que diga pocas cosas pero que insinúe muchas... Esto dará pié a un segundo... y si estais dispuestas a participar en algún programa de televisión... y somos capaces de hacernos rogar... una media de tres millones por aparición no hay quien nos lo quite...
- Adelante, hijo mio - ya no era la primera vez que le llamaba así - Yo confío en tí y sé que eres una persona sensata... lo que tu hagas estará bien hecho.
- Pues yo me marcho ahora mismo porque no quiero saber nada más del asunto... Y pienso que tendría que decirle a papá lo que estais tramando...
- Eso ni se te ocurra... Ya se enterará cuando vea el reportaje en la revista... ¿Acaso nos preguntó él nuestra opinión para renunciar al dinero...?
- Tienes razón, mamá. Anda, saca el album de fotos de vuestra boda y cuando éramos pequeños para empezar a hacer una selección...
Capítulo Sexto: Despedida.
- Buenos dias, Sr. Castañeda... El Sr. director está en su despacho y quiere verle lo antes posible.
Ya era casi la rutina de todos los dias. Dió las gracias a Matias, el ordenanza, y se dirigió directamente al despacho de Dirección.
Edmundo estaba de pié junto a su mesa, y al verle entrar, sin decirle ni una palabra le ofreció una revista que tenía en la mano:
- Estabas muy elegante con el "smoking" el dia de tu boda...
Tuvo que sentarse. Lo estaba viendo y no se lo podía creer... Era la revista Interviú y en portada una fotografía en blanco y negro del dia de su boda. Titulares: "Simón Castañeda:El hombre que renunció a 50 millones.¿Visionario? ¿Romántico? ¿"Snob"? Su familia lo ve así."
- No me digas que tú no tenías idea de todo ésto...
Un torbellino de ideas inundó su mente. No podía ser cierto, pero no podía negar la evidencia. Intentó calmarse.
- No, no tenía ni idea de todo esto. Sin duda es idea del imbécil de mi yerno que ha convencido a la pusilánime de mi hija y a la víbora de mi mujer.
- Simón, es posible que no sea ahora el mejor momento, pero ya te advertí que esto podría suceder... He tenido muchas llamadas de clientes y en la Sede central están preocupados... Si nuestros clientes son empresarios y el objetivo de sus empresas es ganar dinero ¿ cómo van a valorar el asesoramiento de una persona que está manifestando públicamente que no le importa el dinero..? Entiende que, al menos, sea lógica su reticencia...
- Perdoname, Edmundo. Comprende que, como tu has dicho, ahora no sea el mejor momento para hacer planteamientos profesionales... Ahora me preocupa mucho más la situación personal a la que me ha llevado mi familia... No obstante, te puedo adelantar que no voy a poner ninguna objección a la decisión que estimes más beneficiosa para nuestra Empresa.. Te considero mi amigo y me consta que vas a ser ecuánime... Lo que decidas estará bien...Pilar, mi secretaria, te puede poner al dia de todos los asuntos que ahora tenía en cartera... Se los puedes asignar a Reimondez que también está al tanto de todo y que, sin duda, no tendrá ningún problema para atenderlos con eficacia... Yo, si te parece, me voy a tomar, en principio, unos dias de vacaciones y espero, en casa, que me comuniques tu decisión...
- Simón, yo...
- Por favor, no digas nada... Ya te he dicho que confio en tí.
Salió de la Empresa sin despedirse de nadie. Cuando el fresco de la mañana le acarició el rostro empezó a salir de esa especie de letargo en que había entrado cuando sus ojos se tropezaron con aquella fotografía que durante años había presidido el salón de su casa. Había sentido como que algo muy suyo se había perdido irremediablemente para siempre. Al cruzar por la casa de Campo, paró el coche, lo aparcó junto al lago y dejó que sus pasos se perdiesen por entre los pinos.
Como en una película muda proyectada en alta velocidad, su vida pasó por su mente. Años de ilusiones compartidas, de logros profesionales, de vida familiar fructífera... Después, poco a poco, el hastio, el aislamiento y sobre todo la falta de comunicación que había hecho de su casa una residencia de desconocidos.
Sonó el móvil. Llamaban desde el teléfono de su casa. Lo desconectó sin contestar y siguió deambulando sin rumbo fijo durante no pudo calcular cuanto tiempo.
Eran las cuatro de la tarde cuando entraba en el garaje de su casa. Allí, en la puerta, estaba el coche rojo que ya le era tan familiar.
Ya era casi la rutina de todos los dias. Dió las gracias a Matias, el ordenanza, y se dirigió directamente al despacho de Dirección.
Edmundo estaba de pié junto a su mesa, y al verle entrar, sin decirle ni una palabra le ofreció una revista que tenía en la mano:
- Estabas muy elegante con el "smoking" el dia de tu boda...
Tuvo que sentarse. Lo estaba viendo y no se lo podía creer... Era la revista Interviú y en portada una fotografía en blanco y negro del dia de su boda. Titulares: "Simón Castañeda:El hombre que renunció a 50 millones.¿Visionario? ¿Romántico? ¿"Snob"? Su familia lo ve así."
- No me digas que tú no tenías idea de todo ésto...
Un torbellino de ideas inundó su mente. No podía ser cierto, pero no podía negar la evidencia. Intentó calmarse.
- No, no tenía ni idea de todo esto. Sin duda es idea del imbécil de mi yerno que ha convencido a la pusilánime de mi hija y a la víbora de mi mujer.
- Simón, es posible que no sea ahora el mejor momento, pero ya te advertí que esto podría suceder... He tenido muchas llamadas de clientes y en la Sede central están preocupados... Si nuestros clientes son empresarios y el objetivo de sus empresas es ganar dinero ¿ cómo van a valorar el asesoramiento de una persona que está manifestando públicamente que no le importa el dinero..? Entiende que, al menos, sea lógica su reticencia...
- Perdoname, Edmundo. Comprende que, como tu has dicho, ahora no sea el mejor momento para hacer planteamientos profesionales... Ahora me preocupa mucho más la situación personal a la que me ha llevado mi familia... No obstante, te puedo adelantar que no voy a poner ninguna objección a la decisión que estimes más beneficiosa para nuestra Empresa.. Te considero mi amigo y me consta que vas a ser ecuánime... Lo que decidas estará bien...Pilar, mi secretaria, te puede poner al dia de todos los asuntos que ahora tenía en cartera... Se los puedes asignar a Reimondez que también está al tanto de todo y que, sin duda, no tendrá ningún problema para atenderlos con eficacia... Yo, si te parece, me voy a tomar, en principio, unos dias de vacaciones y espero, en casa, que me comuniques tu decisión...
- Simón, yo...
- Por favor, no digas nada... Ya te he dicho que confio en tí.
Salió de la Empresa sin despedirse de nadie. Cuando el fresco de la mañana le acarició el rostro empezó a salir de esa especie de letargo en que había entrado cuando sus ojos se tropezaron con aquella fotografía que durante años había presidido el salón de su casa. Había sentido como que algo muy suyo se había perdido irremediablemente para siempre. Al cruzar por la casa de Campo, paró el coche, lo aparcó junto al lago y dejó que sus pasos se perdiesen por entre los pinos.
Como en una película muda proyectada en alta velocidad, su vida pasó por su mente. Años de ilusiones compartidas, de logros profesionales, de vida familiar fructífera... Después, poco a poco, el hastio, el aislamiento y sobre todo la falta de comunicación que había hecho de su casa una residencia de desconocidos.
Sonó el móvil. Llamaban desde el teléfono de su casa. Lo desconectó sin contestar y siguió deambulando sin rumbo fijo durante no pudo calcular cuanto tiempo.
Eran las cuatro de la tarde cuando entraba en el garaje de su casa. Allí, en la puerta, estaba el coche rojo que ya le era tan familiar.
- Papá, estábamos muy preocupados...
- Estoy bien... pero creo que merezco alguna explicación...
- Nos han engañado. El reportaje que hizo Ernesto era respetuoso... ellos, después, sacaron las cosas de contexto y pusieron el título de la portada...
- La fotografía de novios también la tenían ellos y la pusieron sin vuestro consentimiento, ¿verdad?
- Yo creo que no es para que te pongas así. Al fin y al cabo, no se dice nada irreparable... y han sido diez millones.
- Pues me quitas un peso de encima... con ellos podrás pagar al abogado que negocie nuestro divorcio...
- Estoy bien... pero creo que merezco alguna explicación...
- Nos han engañado. El reportaje que hizo Ernesto era respetuoso... ellos, después, sacaron las cosas de contexto y pusieron el título de la portada...
- La fotografía de novios también la tenían ellos y la pusieron sin vuestro consentimiento, ¿verdad?
- Yo creo que no es para que te pongas así. Al fin y al cabo, no se dice nada irreparable... y han sido diez millones.
- Pues me quitas un peso de encima... con ellos podrás pagar al abogado que negocie nuestro divorcio...
(Continuará el día 19)