Segundo paseo: VALDEZARZA
Por la carretera de Valdelaguna, pasado el Cuartel de la Guardia Civil, sale a la izquierda un camino estrecho y polvoriento que nos va a llevar hasta nuestro destino.
El paisaje es ahora plano y árido. Los barbechos y los rastrojos se suceden formando rectángulos pardos y marrones, a la espera de la sementera y con la añoranza de su verdor primaveral, que aún tardará meses en llegar. A lo lejos, la línea del horizonte se quiebra con las edificaciones de la fábrica de cemento en los altos de Morata. De pronto, el camino se hace rojo, se precipita por una pronunciada pendiente y el paisaje cambia súbitamente. Nos encontramos con un valle cuyas laderas están alfombradas de matorrales, que conservan durante todo el año sus verdes de variadas tonalidades. Las zarzas, las jaras y las carrascas, se mezclan con los álamos, los robles y con las notas puntiagudas de algunos cipreses. Estamos en Valdezarza.
En cualquier época, los caminos estarán mojados por las abundantes aguas que manan de los manantiales que recogen las aguas que se han ido acumulando en las laderas de los montes en las épocas de las lluvias.
Nada más llegar nos vamos a encontrar con una pequeña fuente que se apresura a decirnos que fue canalizada allá por el año 1862, un pilón cercano nos dice que fue hecho en el año 1885 y un poco más adelante hay una fuente con un majestuoso frontón de piedra que nos recuerda que todas estas obras fueron hechas por la Sociedad de Cosecheros de Vino, Vinagre y Aguardiente de Chinchón, aunque la fecha no la tiene muy clara por aquello del paso inexorable del tiempo. Junto a ella un pilón que antaño servía de lavadero, y que aunque ha sido varias veces restaurado, presenta un desolador aspecto de ruina y abandono. Posiblemente, al perder la finalidad para la que fue construido, algunos desaprensivos pensaron que no era necesario cuidarlo.
Aquí en Valdezarza, se celebra todos los años la romería de la Pascua de los hornazos. El día de Pascua de Resurrección, los amigos formando cuadrillas, las familias, las peñas y todas las gentes amantes de la naturaleza y el buen yantar, si el tiempo no lo impide, se reúnen para comer. Hay que madrugar para coger un buen sitio, al ser posible cerca de alguna de las fuentes, y allí se preparan las viandas y se pasa un día de campo en armonía y compañerismo.
Cuando el tiempo no lo permite la comida se hace en las casas, pero siempre procurando reunirse con los amigos para comer, de postre, el hornazo, que es una torta de pascua, cocidas al horno, sobre la que se pone uno o varios huevos cocidos.
Si llegas a Valdezarza podrás, antes de volver, saborear las finas aguas de sus fuentes, que siempre están frescas y cristalinas.