Hacia mucho tiempo que no bajaba hasta Andalucía y las últimas visitas de mi turismo virtual se habían centrado en el norte peninsular, así que hoy he cogido mi Google personal y me he llegado a Granada.
Y aquí estoy en Capileira un pueblo de 559 habitantes situado en la parte noroccidental de la comarca de la Alpujarra Granadina.
Gran parte de su término municipal pertenece al parque nacional de Sierra Nevada, llegando hasta las cimas del pico Veleta y el Mulhacén, techo de la península ibérica, que comparte con Güéjar Sierra y Trevélez, convirtiendo a estos tres municipios en los más altos de la península. Todo el municipio forma parte igualmente del Conjunto Histórico del Barranco del Poqueira.
Entre los monumentos del pueblo destaca la Iglesia Parroquial de Ntra. Señora de la Cabeza, que fue reconstruida en el siglo XVII. Dentro de la misma se puede apreciar un retablo de estilo barroco en madera dorada del siglo XVII y una imagen de la Virgen de la Cabeza la donada por los Reyes Católicos en el siglo XV.
La Casa-Museo Pedro Antonio de Alarcón, fundada en 1972 y restaurada en 2013, está dedicada a la vida y obra del escritor, además de funcionar como museo de usos y costumbres alpujarreñas.
La mejor época para visitar Capileira es de mayo a octubre. En este periodo, hay una temperatura cálida y pocas precipitaciones. La temperatura media más alta en Capileira es de 28°C en julio y la más baja es de 9°C en enero.
La cocina alpujarreña conserva sus productos tradicionales. Está basada principalmente en la caza, la matanza del cerdo, los productos que ofrece la huerta y la repostería. Aunque esta gastronomía pueda antojarse parca, nada más lejos de la realidad, ya que aúna los elementos tradicionales de la cocina morisca y castellana. Sus platos son suculentos y están adaptados a la climatología de la región.
Entre los más típicos encontramos las migas alpujarreñas, el choto capilurrio, el plato alpujarreño con papas a lo pobre, el jamón y huevos, las gachas pimentonas, la sopa alpujarreña con almendras picadas, el puchero de berza, el jabalí en salsa, las truchas con almendras o el lomo de orza.
Y ya con buen apetito, es hora de volver a casa, a ver qué me tiene hoy preparado el ama.