DEPORTES. "Repartiendo juego"
Una columna de Héctor Caspio para EL EREMITA
Se puede llegar a la santidad, en la iglesia católica, por distintos medios y motivos. Se puede llegar como confesor, por una vida de entrega a los demás, como evangelizador de infieles, por los milagros que realizan, y se puede llegar también a través del martirio, y esta es una de las maneras, según dicen, más rápida para conseguir esta calificación dentro de la religión.
En la visa laica ocurre algo por el estilo. Hay quienes consiguen esta consideración por su altruismo, por los hechos asombrosos y las metas que consiguen y también por su buen carácter y simpatía; o sea, por ser un buen tío.
Y sin duda, uno de los hombres que ha conseguido este calificativo laico es, sin duda, IKER CASILLAS.
Ha realizado paradas milagrosas, siempre ha sido un buen chico que caía bien a casi todo el mundo, y esta consideración era casi unánime, aunque parece ser que para algunos no eran méritos suficientes para atribuirle su calificativo de santo. Y posiblemente por eso han iniciado una campaña con la que pretenden someterle a un martirio cruel y prolongado con el objetivo único de hacerle mártir, y de este modo que nadie ponga en duda, nunca jamás, el calificativo de SAN IKER.